Un reciente informe sobre “mochileros” con cocaína en Perú revela el funcionamiento de una técnica de tráfico de baja tecnología, que de nuevo está en aumento, mientras las fuerzas de seguridad destruyen pistas de aterrizaje ilegales y tratan de restringir el uso de vuelos con droga provenientes de las zonas productoras de coca.
Un informe de 2014 (pdf) realizado por el Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (CEDRO) de Perú observó que los narcotraficantes peruanos, o “mochileros”, se ven a menudo obligados a recurrir al tráfico por “graves problemas económicos”. Ellos se ganan la vida transportando coca a través del sistema “hormiga”, donde varias mulas mueven pequeñas cantidades en mochilas, desde las regiones productoras de coca –como el Valle de los Ríos Apurimac, Ene y Mantaro– conocidos como el VRAEM (vea el mapa).
El centro entrevistó a 33 ‘mulas’, todos varones, con una edad promedio de 32 años, casi todos en la cárcel por cargos relacionados con drogas. La mayoría declaró que no había podido completar su educación debido a la pobreza.
Aunque algunos de los recorridos pueden hacerse a pie, los mochileros también se mueven en autobús o usando otros vehículos. Los grupos varían generalmente de una a 15 personas que llevan entre siete y 15 kilos de droga cada uno. Uno de los entrevistados reportó ingresos de US$35 por kilo en un solo viaje. A menudo dependen de la protección de la guerrilla de Sendero Luminoso, a quien los traficantes pagan US$5 por kilo, así como del soborno de la policía.

Análisis de InSight Crime
El uso de “mochileros” se generalizó después del programa de la CIA denominado “Air Bridge Denial” (ABD) (pdf) en los años noventa, el cual restringió de forma efectiva el tráfico aéreo de drogas de Perú a Colombia. En ese momento, Perú era el principal productor de coca del mundo, título que recuperó el año pasado. El programa Air Bridge Denial fue suspendido en Perú tras el derribo accidental en 2001 de un avión que transportaba misioneros estadounidenses.
Desde entonces, ha surgido otro puente aéreo importante, por donde se transporta cocaína y pasta de coca peruana a Bolivia, donde es posteriormente enviada a Brasil y Argentina para alimentar los mercados internos, o para ser traficadas a Europa.
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Hay operaciones en curso para eliminar esta vía mediante la destrucción de pistas de aterrizaje, como parte de una coordinada campaña antinarcóticos en el VRAEM, lo que podría conducir a la revitalización del sistema “hormiga”.
Sin embargo, Perú ya no cuenta con el nivel de apoyo estadounidense en radares e inteligencia con el que contaba antes, lo que significa que no puede rastrear los vuelos con drogas, y que actualmente depende de la destrucción de las pistas de aterrizaje. Estas pueden ser reconstruidas con mayor facilidad de lo que pueden ser destruidas, y además los traficantes sólo utilizan los mochileros para mover los cargamentos a las pistas de aterrizaje, un poco más lejos de las zonas productoras de coca y las operaciones antinarcóticos, alimentando las rutas aéreas que mueven alrededor de 1,2 toneladas de cocaína cada día.