Las autoridades de Trinidad y Tobago están tomando medidas para evitar que jóvenes musulmanes salgan del país y se unan a grupos terroristas, lo que pone en relieve la lucha que libra el país para evitar que sus jóvenes ingresen a las filas de organizaciones dedicadas a la violencia.
Funcionarios de gobierno del país caribeño creen que hasta 125 combatientes han viajado a Medio Oriente para unirse al autoproclamado Estado Islámico (EI) en los últimos cuatro años, informó The New York Times. La cifra pone a Trinidad y Tobago, un país de 1,3 millones de personas, como el mayor centro de reclutas per cápita para el EI en el hemisferio occidental.
A las autoridades estadounidenses les preocupa que el país pueda convertirse en un semillero de extremistas, que puedan regresar de Oriente Medio y atacar a ciudadanos estadounidenses en Trinidad, o incluso llegar a Estados Unidos por la ruta de Miami, que se encuentra a solo tres horas y media de vuelo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, habló hace unos días con el primer ministro trinitense, Keith Rowley, sobre terrorismo y amenazas para la seguridad, según declaraciones dadas por un vocero de la Casa Blanca a The New York Times.
En contraste con las leyes de muchos otros países, el EI no está prohibido por ley en Trinidad y Tobago. Esto significa que los trinitenses pueden viajar y recibir entrenamiento con combatientes del EI y luego regresar a la isla y seguir cobijados por los derechos y privilegios de cualquier otro ciudadano.
Pero se dice que el gobierno está implementando medidas más fuertes contra el terrorismo. Las autoridades han reforzado la vigilancia y el seguimiento a los movimientos islamistas en el país, mientras que los legisladores presentaron un proyecto de ley para abrir procesos judiciales a personas que envíen dinero a combatientes del EI en el exterior. Al tiempo, las autoridades estadounidenses han estado compartiendo inteligencia con el gobierno de Trinidad, con la esperanza de impedir la posibilidad de nuevos reclutamientos.
Análisis de InSight Crime
El hecho de que el EI esté reclutando presuntamente a jóvenes trinitenses lleva a preguntarse por qué se sienten inclinados a ingresar a las filas de organizaciones ilícitas.
No cabe duda de que el Estado Islámico no es el único actor violento que busca reclutar a jóvenes trinitenses. El país alberga una infinidad de pandillas criminales, que han florecido como resultado del incremento de las operaciones de contrabando y narcotráfico en todo el Caribe y del deterioro de las condiciones sociales y económicas de la vecina Venezuela, lo que presuntamente incrementó el flujo de armas a la nación isleña.
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Además, el EI no es el primer movimiento islámico que intenta atraer trinitenses. A lo largo de su historia, el país ha sido terreno fértil para movimientos islamistas radicales, el más famoso de ellos, el Jamaat al Muslimeen, trató de derrocar al gobierno en 1990, lo que convierte a Trinidad en el único país del hemisferio occidental que ha padecido una insurgencia islámica.
Tanto las células islamistas como las pandillas criminales han tratado de reclutar a los jóvenes del país, que por lo general son jóvenes desempleados de condición humilde con pocas oportunidades en un país rico en hidrocarburos, cuya economía ha sufrido a raíz de la caída en los precios del petróleo.
En la actualidad, el EI parece estar recurriendo a tácticas similares. El grupo se ha forjado un discurso que se basa en las condiciones estructurales que han marginado históricamente a los musulmanes trinitenses, y se dirige a los mismos grupos poblacionales de los que se han nutrido otras organizaciones criminales en el pasado.
Las autoridades trinitenses “deben estar en capacidad de entender cuáles son las condiciones que pueden predisponer a las personas a la radicalización y con ello poder tomar medidas para intentar evitar que eso ocurra antes de que las personas tomen ese camino”, declaró al New York Times el almirante de la marina Kurt Tidd, oficial del Comando Sur de Estados Unidos.