Las autoridades de Guatemala afirman que el hampa se ha fragmentado como resultado de los recientes arrestos y extradiciones de los principales traficantes de drogas del país, mientras que el flujo de cocaína no se ha visto afectado.

En lo que va del año, Guatemala ha extraditado a dos de los más poderosos traficantes de drogas, Juan Ortiz López, alias “Juan Chamalé”, y Waldemar Lorenzana, alias “El Patriarca”. Estos dos se unirán a Mario Ponce Rodríguez, quien fue sentenciado a 25 años de prisión en Estados Unidos en 2012.

El vacío dejado por los importantes traficantes está siendo ocupado por sus familiares, amigos, y jefes de seguridad, según investigadores antinarcóticos anónimos que hablaron con Prensa Libre.

La organización de Ortiz se han fracturado en dos grupos y ambos trafican drogas en la costa Pacífico, señalaron los funcionarios. Uno está encabezado por familiares de Ortiz, mientras que el otra estuvo bajo el control de un antiguo socio, Felix Pimentel López, hasta su arresto a finales del año pasado, y está ahora en manos de uno de los tenientes de Pimentel.

Las rutas de tráfico controladas por Lorenzana, que van desde el occidente hasta el norte del país, también siguen estando en manos de sus familiares y aliados, entre ellos el hijo de Lorenzana Haroldo, según los investigadores.

Lo que queda de las conexiones de Ponce, también operan en el occidente de Guatemala y en algunas partes de Petén, en el norte del país. Los investigadores están tras la pista de Jorge, el hermano de Ponce.

Los familiares que han tomado el control de las conexiones están siendo desafiados por los antiguos jefes de seguridad de los capos caídos, que al parecer están tomando ventaja del debilitamiento de las organizaciones, señalaron los oficiales. Estos sicarios y guardaespaldas han venido utilizando su conocimiento de las rutas de los grupos y de sus estructuras para conformar células de “tumbadores” –ladrones de drogas- no sólo para vender de los cargamentos, sino también como parte de una estrategia para tomarse el control de los corredores de tráfico.

A pesar de esta turbulencia, los oficiales aseguraron que no han visto una disminución significativa en la cantidad de drogas que pasan por el país.

Análisis de InSight Crime

Durante los últimos años, el hampa de Guatemala ha estado en un caótico estado de flujo, como ya InSight Crime había informado el año pasado.

Como señalaron las autoridades guatemaltecas, las familias y los aliados de los capos caídos han tomado el control de sus operaciones, pero en ocasiones su poder es más tenue, abriendo camino al surgimiento de nuevas organizaciones.

La situación se ha complicado todavía más con el colapso de los Zetas de México, que se habían tomado el control de gran parte de las rutas de tráfico en el país en una violenta ofensiva luego de haber llegado al país por primera vez en 2007.

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Sin embargo, nada de esto ha hecho mucho para afectar el flujo de cocaína. El suministro de Suramérica permanece estable, y el Cartel de Sinaloa de México es un comprador dispuesto del producto de las organizaciones guatemaltecas. 

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5 respuestas a “Vacío dejado por los caídos capos de la droga de Guatemala es ocupado por clanes en competencia”