El reciente homicidio de una funcionaria colombiana ha sacado a la luz una coalición criminal en la cual empresarios locales, narcotraficantes mexicanos y los Urabeños trabajan con la guerrilla de las FARC para lavar dinero de la droga y mover cocaína.
Celia Escobar Flórez, jefe de auditoria de la DIAN en el suroccidente del departamento de Huila, fue asesinada el 10 de mayo en Neiva, la capital de ese departamento. Según el diario El Tiempo, la policía cree que su homicidio fue ordenado por un empresario local – el cual permanece en anonimato a solicitud de los oficiales – después de que ella se negara a aceptar sobornos para poner fin a las investigaciones sobre operaciones sospechosas de lavado de dinero.
Los fiscales creen que el empresario está involucrado en lavado de dinero para la columna Teófilo Forero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y que también sirve como contacto de las FARC con los Carteles mexicanos de Sinaloa y del Golfo. Según El Tiempo, el empresario tiene un estilo que recuerda a Pablo Escobar, invirtiendo en extravagantes proyectos de obras públicas, mientras que se codea con la élite del Huila.
Las autoridades dicen que la ciudad de Pitalito, Huila, es un centro clave para las operaciones de lavado de dinero y es, también, el hogar de dos importantes narcotraficantes vinculados a la guerrilla – el ciudadano mexicano alias “El Sinaloeño”, quien sirve como contacto entre México y el jefe de la columna Teófilo Forero, y alias “Patrocinio”, un miembro de los Urabeños que se cree que está ayudando a los mexicanos a obtener cocaína de las FARC.
Análisis de InSight Crime
Esta información ilustra una estrategia de las FARC, común a las organizaciones criminales, de utilizar intermediarios bien conectados – a menudo con conexiones a varios grupos – para facilitar el movimiento de drogas y dinero, y para organizar los esquemas de lavado de dinero.
También sirve para resaltar las conexiones internacionales de las FARC, algo que también se evidencia por el hecho de que aproximadamente el 70 por ciento de los activos de la organización guerrillera se encuentran afuera de Colombia. Archivos informáticos incautados evidenciaron los vínculos de las FARC con el Cartel de Sinaloa, que datan al menos desde 2010; un informe más reciente indica que la organización guerrillera ha estado vendiendo sus franquicias de drogas a la organización mexicana.
Las conexiones de drogas establecidas entre las FARC y los Urabeños también han evolucionado, con el grupo neo-paramilitar haciéndose cargo de algunas de las operaciones de narcotráfico de las FARC.