El gobierno de El Salvador ha elogiado la labor de una unidad élite encargada de enfrentar a las pandillas callejeras, pero probablemente esta estrategia no se traducirá en ganancias a largo plazo para la seguridad del país, azotado por la violencia.
El vicepresidente Óscar Ortiz dijo el 20 de octubre que las Fuerzas Especializadas de Reacción de El Salvador (FES) habían demostrado ser particularmente eficaces en la lucha contra las pandillas durante sus primeros seis meses de operaciones, informó La Prensa Gráfica. Además le dio su aval a la unidad para que utilice la fuerza cuando sea necesario.
“Si el uso de la fuerza no es el camino correcto en este momento, en esta etapa, en esta coyuntura, entonces ¿cuál es?, este es un momento duro, es un momento complejo, pero hay que enfrentarlo de esta manera, decidida”, dijo Ortiz dirigiéndose a la FES durante una ceremonia. “Hay personas que me dijeron ‘vicepresidente ¿y qué tal si después de cinco años se viene a cuestionar todo esto que se está haciendo?’, y yo les decía que ojalá, primero Dios y por el bien de la patria, que eso no suceda”.
Según el Director de la Policía Nacional, Howard Cotto, la FES ha arrestado a 1.500 personas, entre ellas a 44 de los 100 líderes pandilleros más buscados en el país. La unidad también ha incautado 349 armas y 350 kilos de cocaína en los últimos seis meses.
El gobierno ha considerado que gracias a esta ofensiva se ha presentado una disminución en la tasa de homicidios de El Salvador, que el año pasado fue la más alta del mundo. Sin embargo, las principales pandillas callejeras del país, la MS13 y Barrio 18, dicen que dicha disminución se debe a un pacto de no agresión que firmaron entre ellas a finales de marzo de este año.
Por su parte, el ministro de defensa, David Munguía Payés, admitió que la participación de los militares en la seguridad pública pudo haber conducido a violaciones de los derechos humanos, dado que algunos soldados “rompieron los protocolos”.
La FES fue inaugurada en abril de 2016 con 400 policías y 600 soldados, encargada de tres objetivos oficiales: desmantelar las estructuras del crimen organizado, arrestar a los 100 principales cabecillas de las pandillas con órdenes de arresto pendientes, y capturar personas acusadas de homicidio.
Luego de su creación, el gobierno insistió en proveer intensos entrenamientos y armamento pesado a la unidad élite. Según el diario La Página, los equipos de la fuerza incluyen armas de grado militar como lanzadores de granadas y rifles AK-47.
Análisis de InSight Crime
Los comentarios del vicepresidente indican que El Salvador no tiene la intención de atenuar su política de mano dura contra las pandillas en el futuro cercano. Este enfoque agresivo es una de las principales razones por las que la policía y las pandillas se han visto involucradas en un promedio de casi dos enfrentamientos por día este año.
VEA TAMBIÉN: Cobertura sobre Políticas de seguridad
Si bien es comprensible que el gobierno sienta que debe aumentar la presión contra las pandillas dada la creciente capacidad de estas últimas, lo que incluye el acceso a equipos de grado militar, es dudoso que tal énfasis en el uso de la fuerza sea una forma sostenible de combatir el crimen. Como InSight Crime ha observado anteriormente, una política más integral, que incluya medidas tanto de seguridad como sociales, sería una opción más viable a largo plazo.