Un reciente estudio pone en evidencia los cambios en los patrones de reclutamiento de menores de edad por parte de los grupos armados y criminales colombianos en los últimos años.  

El estudio, realizado por UNICEF y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), analizó los registros de los 2.181 niños, niñas y adolescentes atendidos por el Programa de Atención Especializada del ICBF entre 2013 y 2022. El documento revela las estrategias utilizadas por los grupos criminales para reclutarlos, así como los perfiles de los niños, niñas y adolescentes que los grupos captaron durante este periodo.  

A continuación, InSight Crime hace un recuento de las conclusiones más importantes del informe.  

El panorama del reclutamiento en los últimos años  

En los últimos años, el tablero de los grupos armados y criminales de Colombia ha experimentado cambios importantes. Con la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, tras los acuerdos de paz con el gobierno, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se configuró como el mayor reclutador de niños, niñas y adolescentes en el país, con 406 casos registrados entre 2013 y 2022.

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A este le siguen las ex-FARC mafia -un grupo de facciones criminales con vínculos entre sí que se negaron a dejar las armas tras la desmovilización de las FARC- con 118 casos, y las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidas como Los Urabeños, con 68.

La ola de migración venezolana, al igual que la presencia de las guerrillas colombianas en el vecino país generó un incremento en el reclutamiento de niños venezolanos.  Según las cifras presentadas en el estudio, se pasó de 7 casos entre 2007 y 2013 a 39 casos entre 2013 y 2022, lo que representa un incremento del 457%. Al menos 15 de estos niños fueron reclutados en Venezuela.  

Otro factor que propició el aumento del reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en Colombia fue la pandemia del COVID-19, que puso en mayor riesgo a los menores de edad, especialmente en zonas rurales. El cierre de escuelas sumado a los problemas de conectividad en zonas rurales llevó a un aumento de la desescolarización que fue aprovechado por los grupos armados. Entre 2020 y 2022, la Coalición contra la vinculación de niños, niñas y jóvenes al conflicto armado en Colombia (COALICO) reportó el reclutamiento de 532 niños y niñas en 27 departamentos del país. 

Perfil de los niños y niñas reclutados  

La investigación indicó que la etnia y el entorno familiar de los niños, niñas y adolescentes influyen, en gran medida, en la probabilidad de que sean reclutados por organizaciones armadas.

“El hallazgo más importante del estudio es que los niños y niñas reclutados ya vivían en una condición de vulneración de sus derechos y eso es un factor determinante para su reclutamiento”, explicó a InSight Crime Olga Lucía Zuluaga, oficial de protección de UNICEF en Colombia.  

Según el estudio, el 78% de las víctimas de reclutamiento afirmaron haber vivido una situación de violencia dentro de sus familias antes de su vinculación. Además, el 56% de los niños encuestados en el estudio afirmaron que algún miembro de su familia pertenecía a un grupo armado, especialmente entre las comunidades afrocolombianas.

La mayoría de los menores de edad son reclutados, en promedio, entre los 13 y 14 años. Sumado a esto, el 69% vivía en zonas rurales, provenientes de familias de bajos recursos, y el 89% vivía en zonas donde predomina el conflicto armado.  

Regiones importantes para la producción y tráfico de drogas, cómo Nariño, Antioquia, Chocó, Cauca, Caquetá, Arauca y Putumayo, lideran las cifras de reclutamiento y todos cuentan con la presencia de un gran número de actores armados.   

El reporte también encontró que el 80% de los niños realizó diferentes trabajos para los grupos armados, como trabajar en cultivos ilícitos, llevar paquetes, e informar sobre los movimientos de la comunidad, antes de su vinculación al grupo. La mayoría de los niños afirmaron hacerlo voluntariamente y continuaron con estos trabajos tras ser reclutados.

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El aumento del reclutamiento de niños y niñas de pueblos étnicos -indígenas y afrodescendientes- pasó del 27% al 37%, además, la participación de niñas y jóvenes dentro de los grupos armados creció un 4%, pasando del 30% al 34% del total de menores de edad atendidos por el ICBF. 

Las poblaciones étnicas están más expuestas a la presencia de los grupos armados por la ubicación estratégica de sus territorios, que no solo son utilizados para los cultivos ilícitos, sino que también son puntos de tránsito importantes, explicó Zuluaga. Las niñas, por su parte, se ven expuestas a violencias basadas en género antes y después de unirse a estos grupos. Siguen siendo utilizadas y explotadas sexualmente”, afirmó.  

Nuevas formas de reclutamiento 

El engaño sigue siendo una táctica de reclutamiento común, pero los grupos también están captando víctimas a través de eventos y redes sociales. Aunque los grupos armados siguen recurriendo a estrategias de reclutamiento tradicionales, han empezado a utilizar nuevos métodos.

Los grupos armados usan redes sociales para presentar una visión romantizada de la vida dentro de sus filas. «Son [videos] en lanchas llevando coca, uniformados, mostrando la buena vida. También usan eso para influenciar a los otros jóvenes”, dijo Zuluaga. Además, añadió que los grupos hacen fiestas y eventos, involucrándose en los espacios propios de los adolescentes.

En contextos urbanos, el uso de drogas también se ha vuelto una táctica de reclutamiento utilizada principalmente por grupos criminales dedicados a economías ilícitas como el microtráfico de drogas. Las bandas proveen drogas a los niños y adolescentes para generar una dependencia y luego vincularlos al grupo, explicó Zuluaga.