El rompimiento de una alianza entre bandas locales y la posible vinculación de grandes grupos criminales por el control social, tiene en vilo a los habitantes de Quibdó, en el departamento de Chocó, y complejiza el escenario de seguridad en la zona.

Quibdó, capital del departamento de Chocó, al noroccidente colombiano, ha vivido en las últimas semanas un aumento en los escenarios de violencia. Los homicidios, según relató Monseñor Juan Carlos Barreto, Obispo de la ciudad, ya superarían el promedio nacional, y los toques de queda, reclutamiento de menores, normas impuestas y amenazas, han impactado la tranquilidad de los habitantes del municipio.  

Detrás de esto se encuentra el rompimiento de una alianza entre dos de las bandas que hacen presencia en la ciudad: Los Mexicanos y Los Palmeños.

En el pasado, ambas bandas se aliaron para enfrentar a los Urabeños, un grupo criminal reducto de la desmovilización paramilitar, y evitar su acceso a las economías criminales de la ciudad.  Ahora, diferencias entre los líderes parecen haber iniciado la guerra y los antes aliados se disputan el control del microtráfico y la extorsión en los barrios de Quibdó.

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Quibdó no ha sido una ciudad ajena a las dinámicas de la criminalidad y el conflicto en el departamento. En los últimos años ha sido receptora de miles de desplazados forzados que huyen de los combates entre los Urabeños y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en las zonas más alejadas del Chocó.

Análisis de InSight Crime

En Quibdó, la llegada al conflicto actual de grupos criminales con mayor capacidad de guerra, genera temor entre sus habitantes.

Desde 2018, el ELN y los Urabeños libran una batalla por el departamento, el cual es un territorio estratégico para diferentes economías criminales como el narcotráfico, la minería ilegal, el tráfico de migrantes, entre otras.

El conflicto entre ambos grupos cambió a mediados de 2021, con los Urabeños buscando ganar terrenos históricos del grupo guerrillero. Sumado a esto, los golpes del ejército colombiano a cabecillas del ELN debilitó la presencia del grupo en la región. Desde entonces, el conflicto se ha recrudecido.

Si bien los más recientes enfrentamientos entre ambos grupos se han concentrado al sur del Chocó, en Quibdó se habla de una alianza entre el ELN y los Mexicanos, mientras que los Urabeños ya hacen presencia en la ciudad. Esto genera temor en la población civil por la posible vinculación de ambos grupos a las dinámicas actuales.

Este escalamiento del conflicto no es nuevo en Colombia. Buenaventura, en el vecino departamento de Valle del Cauca, es un ejemplo cercano de cómo las dinámicas locales pueden verse inmersas en los intereses de grupos criminales.

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Allí, una pequeña banda conocida como la Local, logró imponerse en la criminalidad de este importante municipio portuario a través de una alianza con los Urabeños, mientras que otros grupos como el ELN y las disidencias de la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) trataron de hacerse un espacio dentro de la ciudad.

De cumplirse la profecía de la vecina Buenaventura, es solo cuestión de tiempo para que los grupos criminales con presencia en el departamento de Chocó se vinculen a la disputa actual de las bandas en Quibdó, lo que significaría un mayor deterioro de la situación de seguridad.