Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de US$5 millones por información que conduzca a la captura de los cabecillas del clan narcotraficante Montes Bobadilla, un grupo de transportistas hondureño que, a diferencia de otros, ha logrado mantenerse a flote.

El Departamento de Estado sostiene que Herlinda Bobadilla, de 61 años, y sus hijos Tito y Juan Carlos Montes Bobadilla, son los actuales líderes del grupo, que transporta drogas y lava ganancias ilícitas en América Central, México y Estados Unidos. Después del arresto del tercer hijo de Herlinda Bobadilla, Noe Montes Bobadilla, en 2017, los roles de la familia en la organización “han aumentado significativamente”, como señala un comunicado de prensa del Departamento de Estado del 2 de mayo.

Los fiscales del Distrito Este de Virginia acusaron de narcotráfico a Herlinda Montes Bobadilla y a sus tres hijos en 2015, alegando que transportaban cargamentos de “varias toneladas” de cocaína suramericana para organizaciones narcotraficantes de México y Centroamérica. El grupo cobraba una tarifa del diez por ciento por cada carga, y el pago generalmente se realizaba en cocaína, como afirman los fiscales.

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En 2019, Noé Montes Bobadilla fue sentenciado a 37 años de prisión por traficar miles de kilos de cocaína hacia Estados Unidos.

En los mandos del clan narcotraficante ha habido varios cambios desde su conformación en la década de los ochenta por Pedro García Montes, quien fue asesinado a tiros en 2004 en la ciudad de Cartagena, Colombia. Su primo, Alex Adán Montes Bobadilla, asumió el liderazgo y luego involucró a su prima Herlinda y a sus hijos, según un informe de 2016 del medio de comunicación hondureño El Heraldo.

Después de la muerte de Alex Adán en 2014 y el arresto de su hijo tres años después, Herlinda Montes Bobadilla asumió el liderazgo, luego de haber ayudado a sus hijos “en la importación, transporte y distribución de cocaína”, según el Departamento de Estado.

El grupo ha sido por mucho tiempo un objetivo de las autoridades estadounidenses y hondureñas. Esto incluye la confiscación, en 2017, de unas 40 propiedades pertenecientes a la familia.

Análisis de InSight Crime

Mientras otras organizaciones han caído, el grupo transportista Montes Bobadilla ha logrado mantener sus operaciones en el departamento caribeño de Colón, una importante escala de la cocaína que se mueve por Centroamérica.

Ubicada en la costa norte de Honduras, Colón es una vía bien establecida de la cocaína que se transporta por vía marítima, aérea y terrestre. Según la acusación de 2015, la “lejanía, la poca infraestructura, la falta de presencia estatal y las débiles instituciones policiales” de Colón han hecho que la región se convierta en un importante territorio para grupos como el de Montes Bobadilla.

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Estos grupos transportistas han desempeñado durante décadas el papel de contrabandistas intermediarios para las grandes organizaciones narcotraficantes. Pedro García Montes adquirió experiencia en el transporte de cocaína trabajando para el Cartel de Cali. Asimismo, el clan mantuvo vínculos con elementos clave del hampa hondureña, tras haber heredado el imperio de tráfico dejado por el clan Los Cachiros, una organización de tráfico que en algún momento fue dominante en Honduras.

El grupo todavía se beneficia de las conexiones con una de las principales organizaciones de tráfico de Colombia: Los Urabeños. Según La Prensa, el clan Montes Bobadilla es el principal socio del grupo en Honduras, recibiendo, procesando y en algunos casos produciendo cocaína en colaboración con el grupo colombiano.

Pero los grupos de transporte han ganado más autonomía en los últimos años, a medida que algunas de las organizaciones más grandes de México se han fragmentado y en tanto cada vez hay más drogas que están fluyendo hacia Europa.

El clan Montes Bobadilla puede incluso estar cultivando coca y produciendo cocaína en Honduras. El pasado mes de marzo se descubrieron dos grandes plantaciones de coca en las laderas de Iriona, un municipio del departamento de Colón que se ha convertido en un semillero de cultivos de coca. Ambas fincas presuntamente pertenecían al clan familiar.