Poco después de la extradición de su excomandante Otoniel a Estados Unidos, Los Gaitanistas ordenaron hacer un despliegue de fuerza en toda Colombia, con la imposición de toques de queda estrictos en las comunidades, quema de camiones y autobuses y bloqueo de carreteras.

Las primeras acciones tuvieron lugar el 4 de mayo, el mismo día de la extradición de Dairo Antonio Úsuga, alias “Otoniel”, el excomandante de Los Gaitanistas, también conocidos como Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Varios miembros del grupo retuvieron a los trabajadores de una mina que se desplazaban por un río en Nechí, población al norte del departamento de Antioquia, según informó la revista Semana. Los mineros fueron liberados poco después con la advertencia de que estaba prohibido cualquier desplazamiento por el río.

Sin embargo, la escaramuza ha escalado hasta convertirse en toda una campaña que hasta ahora suma más de 100 actos de violencia, concentrados en el norte de Colombia. El departamento de Antioquia es el peor afectado, según el medio informativo Caracol, con más de 35 municipios afectados. El 6 de mayo, al menos un homicidio en la población de Fredonia se vinculó al paro armado de las AGC. Otras zonas rurales de Antioquia reportaron cortes en el suministro de gas y quema de docenas de vehículos.

En la región del Bajo Cauca, foco de narcotráfico también en el departamento de Antioquia, los propietarios de negocios recibieron mensajes de las AGC, en donde les ordenaban un cierre de cuatro días. Cierres similares se impusieron en otros municipios controlados por el grupo en los departamentos de Atlántico, Magdalena, Chocó, Cesar y Córdoba, al norte del país y la región de Urabá. Esto se extendió incluso a algunos sectores de la ciudad de Medellín, la segunda más grande de Colombia.

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“Los hombres armados ordenaron a todos los negocios cerrar y el que no lo hiciera se atendría a las consecuencias”, le relató un residente del barrio La Sierra, en el este de Medellín, a reporteros del diario El Colombiano. El diario añadió que los integrantes de la banda estuvieron patrullando las calles para asegurarse de que se obedeciera la orden. También el 4 de mayo, varios integrantes de las AGC presuntamente secuestraron un camión y lo usaron para bloquear temporalmente la principal autopista entre Medellín y la costa Caribe de Colombia.

Medios colombianos reportaron que, el 6 de mayo, cerca de 33 municipios de Antioquia habrían quedado incomunicados por vía terrestre, debido a las acciones del grupo en las carreteras de la región.

En Bolívar, otro departamento al norte por el que la banda mueve numerosos cargamentos de drogas, los residentes informaron de quema de vehículos y casas pintadas con las letras AGC, por las iniciales de Autodefensas Gaitanistas de Colombia, como se hace llamar el grupo.

Este paro armado fue, según versiones, una orden dada por Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias  “Chiquito Malo”, uno de los supuestos sucesores de Otoniel, según informaciones de la prensa colombiana. Un comunicado distribuido por el grupo declaraba que “absolutamente todo tendrá que permanecer cerrado en calles, municipios y ciudades. No queremos comercio abierto, no queremos transporte terrestre o fluvial circulando […] Solo se permitirá el transporte en situaciones de emergencia, como hospitalizaciones… o funerales”.

Análisis de InSight Crime

El paro armado ha sido una estrategia común de los actores armados en Colombia como despliegue de poder en respuesta al asesinato o la captura de sus jefes, cuando enfrentan operativos del ejército o en la víspera de elecciones nacionales.

En el pasado, ya las AGC han hecho esas demostraciones de fuerza en varias ocasiones. En febrero de 2021, el grupo organizó un paro armado de cuatro días en varias zonas del norte de Colombia, luego de que su segundo al mando, Nelson Darío Hurtado, alias “Marihuano”, fuera acribillado por las fuerzas de seguridad. En 2017, la muerte de otro máximo jefe, Roberto Vargas, alias «Gavilán«, motivó otra demostración de fuerza. Antes, paros armados de este tipo también se han interpretado como intentos por forzar negociaciones de paz con el gobierno colombiano.

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Pero en los últimos años, la escala y la participación de las AGC en paros armados se ha visto superada de lejos por sus rivales del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En marzo de 2020 y marzo de 2022, esas acciones a escala nacional dejaron docenas de episodios, como el levantamiento de banderas del ELN en edificios públicos.

Ante las dudas crecientes sobre la capacidad de las AGC de mantener la unidad tras la extradición de Otoniel, la capacidad de organizar otro paro armado también podría reducirse. Sin embargo, el poder del grupo sigue reflejado en el departamento de Antioquia, donde están sus bastiones principales.