Las autoridades afirman que el aumento en los decomisos de cocaína a lo largo de la frontera entre Bolivia y Brasil son resultado directo de la intensificación de sus operativos, pero esas interceptaciones sugieren que el trasiego de narcóticos sigue siendo prevalente e incluso podría estar aumentando en la porosa frontera.

El 6 de octubre, Diálogo informó que el Grupo Especial de Frontera de Brasil (Grupo Especial de Fronteira, GEFRON), unidad especial de la policía militar del estado de Mato Grosso, incautó 6,8 toneladas de narcóticos en la frontera con Bolivia entre enero y julio de este año, casi el doble de lo registrado en los primeros siete meses de 2019 (3,6 toneladas).

Según el teniente coronel Fábio Ricas, actual director del GEFRON, los decomisos del escuadrón consistieron mayormente de cocaína.

VEA TAMBIÉN: Frontera entre Bolivia y Brasil continúa siendo zona de alta criminalidad

“Hemos confiscado más de 6,5 toneladas de marihuana y, principalmente, cocaína y sus derivados, que representa un incremento de más de 87 por ciento en comparación con 2019”, comentó.

En agosto, cinco sospechosos de traficar drogas murieron en un tiroteo, luego de que las fuerzas del GEFRON interceptaron a varios hombres armados que llevaban 170 kilos de pasta base de coca en el municipio fronterizo de Porto Esperidião, según Folha 5.

Porto Esperidião es un punto crítico en la actividad del narcotráfico y, en consecuencia, para las operaciones del GEFRON, que ha hecho una serie de interceptaciones en el municipio en los últimos meses, con el decomiso de casi 60 kilos de narcóticos de un camión en julio; más de 70 paquetes de cocaína en un operativo realizado en junio y más de 50 kilos de pasta base de cocaína en un patrullaje regular en abril.

Las autoridades brasileñas han tratado de reforzar su control en las porosas regiones limítrofes del país, en especial mediante la ‘Operación Horus’, lanzada en mayo de 2019, y desde entonces ha buscado impedir los operativos del crimen organizado en esas zonas.

El aumento de los decomisos indica que la captura, el pasado abril, de Gilberto Aparecido dos Santos, alias “Fuminho”, quien está sindicado de coordinar el movimiento de cocaína y de armas de fuego de Bolivia a los territorios bajo el control de las pandillas en Brasil, a nombre del Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), no impidió mucho el tráfico en una zona crucial.

Análisis de InSight Crime

Aunque durante mucho tiempo Mato Grosso ha sido un punto vital en los transitados corredores de narcotráfico que unen Bolivia con Brasil, es probable que el mayor flujo de cocaína a través de la frontera sea el resultado de la dinámica de sobreproducción, que lleva a la intensificación de operaciones de las autoridades y, en consecuencia, a la incautación de más narcóticos.

Bolivia es actualmente el tercer mayor productor mundial de cocaína y el producto nacional se acerca a picos récord, lo que bien puede explicar por qué se está captando más pasta base de la sustancia al otro lado de la frontera.

VEA TAMBIÉN: Perfil del Primero Comando de la Capital, PCC

Históricamente, Mato Grosso ha sido una escala crucial en los corredores de narcóticos, principalmente por su ubicación ideal entre los productores en Bolivia y el resto de Brasil, destino de la mayor parte de la droga, ya sea para consumo interno o para su transporte hacia Europa.

Aparte de su geografía y su relativa inestabilidad, Mato Grosso es un bastión del PCC. La organización criminal más poderosa y numerosa de Brasil ha mantenido presencia por largo tiempo en Porto Esperidião y otros municipios del estado, para facilitar su acceso a la cocaína producida en la vecina Bolivia.

“Bolivia es el origen de la cocaína que el PCC transporta y vende”, declaró Marcio Sergio Christino, fiscal estatal en São Paulo y coautor de un libro sobre el PCC, en diálogo con InSight Crime.

“La principal ruta, que viene de la región de Chapare en Bolivia y llega a los puertos brasileños con destino a países europeos y africanos, está dominada exclusivamente por el PCC”, agregó.

Según Christino, la presencia del PCC en Bolivia es resultado de su asociación con los carteles productores. “Entre más se expande el tráfico, más fuerza gana el PCC. Los productores locales de cocaína se enriquecen con la logística que el PCC les brinda”, añadió.

En 2008, el PCC presuntamente planeaba ‘dividir’ la frontera Brasil-Bolivia, con la meta de aumentar las ganancias asociadas al narcotráfico negociando directamente con los productores bolivianos, y de paso omitiendo a los intermediarios.

Se dice que miembros de la organización han adquirido propiedades rurales en todo el estado de Mato Grosso para facilitar el transporte de pasta base de cocaína que por lo general traen de Bolivia. También se sabe que el grupo ha adquirido propiedades en la región de Chapare en Bolivia con el mismo propósito.

También se tiene noticia de que el grupo criminal más antiguo de Brasil, el Comando Rojo (Comando Vermelho, CV), tiene presencia importante en Mato Grosso.

“El predominio de la ruta Bolivia/Paraguay/Brasil por el PCC es la causa del conflicto entre el PCC y el CV. Hoy en día, el PCC intenta dominar la ruta norte y, por ende, asfixiar al CV. Esta es aún una disputa no definida, que ha dejado masacres en prisiones y numerosos homicidios”, agregó Christino.