Documentos judiciales recientes sostienen que un importante operador criminal en México fue informante del gobierno de Estados Unidos antes de su arresto, pero aún existen dudas acerca de su supuesta relación con las autoridades estadounidenses.

Entre 2008 y 2010, Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, supuestamente proporcionó información sensible a la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI), según una investigación basada en documentos judiciales obtenida por Anabel Hernández y publicada en Aristegui Noticias.

La Barbie, exoperador de la Organización Beltrán Leyva (OBL) y aliado del Cartel de Sinaloa, fue detenido en México en 2010 y extraditado a Estados Unidos en 2015. Después de declararse inocente en un primer momento, llegó a un acuerdo de declaración de culpabilidad con las autoridades estadounidenses, y en junio de 2018 fue sentenciado a casi 50 años de prisión.

En su cooperación con las autoridades estadounidenses, La Barbie supuestamente ofreció información sobre funcionarios corruptos del gobierno mexicano, quienes al parecer, según el informe, ofrecían información sensible a miembros del Cartel de Sinaloa y la Organización Beltrán Leyva.

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Además, el informe dice que La Barbie supuestamente fue testigo de cómo funcionarios corruptos de la administración del expresidente Felipe Calderón dieron a ambos carteles las identidades, fotografías y ubicaciones de varios agentes de la DEA que trabajaban encubiertos en México.

Una de las contribuciones más importantes de La Barbie, según el informe, fue una pista que les permitió a los marines mexicanos localizar y matar al antiguo jefe de aquel, Arturo Beltrán Leyva, en 2009.

De ser cierto, su colaboración con Estados Unidos desde 2008 se habría producido en el momento en que la alianza entre el Cartel de Sinaloa y la Organización Beltrán Leyva se estaba diluyendo, y se había transformado en una sangrienta guerra. Esta se habría originado en la capital del estado de Sinaloa, Culiacán, tras el asesinato de uno de los hijos del convicto excapo del Cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, y luego se habría extendido por México.

Se espera que La Barbie sea un importante testigo cooperador en el juicio que se hará próximamente contra Genaro García Luna, quien ejerció como alto funcionario de seguridad de México entre 2006 y 2012, y a quien las autoridades estadounidenses arrestaron en diciembre de 2019 por cargos relacionados con drogas y por recibir millones de sobornos de traficantes.

Análisis de InSight Crime

Aún no es claro hasta qué punto La Barbie fue un cooperador clave como ahora se dice.

“Si hubiera estado cooperando y proporcionando información verosímil, no le habrían dado una pena tan larga”, afirma Mike Vigil, exdirector de operaciones internacionales de la DEA.

Las revelaciones sobre la supuesta cooperación de La Barbie con las autoridades estadounidenses plantean más preguntas que respuestas. Sobre todo si se considera a qué información Estados Unidos pudo haber tenido acceso, en relación con la corrupción oficial y la supuesta participación de funcionarios mexicanos entre 2008 y la fecha del arresto de García Luna, más de una década después.

“Si la DEA estaba recibiendo este tipo de información de La Barbie, me sorprende que su operación no se haya ejecutado antes”, le dijo Vanda Felbab-Brown, investigadora sénior de Brookings Institution, a InSight Crime.

“Un nivel de tal riesgo para las operaciones de la DEA sería impresionante”, agregó.

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La Barbie no era un operador criminal promedio. Recibir una condena de 50 años por haber dado información tan valiosa habría sido un muy mal acuerdo de culpabilidad, según Felbab-Brown. “Hay una clara incompatibilidad entre la duración de la sentencia y la información que supuestamente proporcionó”, explicó.

Los grandes narcotraficantes mexicanos han recibido sentencias indulgentes por su cooperación. Por ejemplo, Sandra Ávila Beltrán, conocida como “la Reina del Pacífico”, quedó libre después de solo siete años de prisión debido a su cooperación, a pesar de que supuestamente era un importante enlace entre el Cartel del Norte del Valle (de Colombia) y el Cartel de Sinaloa (de México).

Además de ser un reconocido narcotraficante, La Barbie ganó notoriedad por ser un “operador de alto nivel” y por aterrorizar a sus enemigos, a veces grabándolos en video mientras eran torturados o asesinados. Su larga sentencia de prisión envió un contundente mensaje en su momento y puso en duda cuánto pudo haber cooperado.

Además, La Barbie pasó cinco años en una prisión en México, luego de lo cual fue extraditado. Si realmente estaba proporcionando información crucial sobre importantes actores que hubieran podido ordenar su asesinato en las incontroladas prisiones de México, es probable que La Barbie, así como la DEA, hubieran querido que él saliera del país lo antes posible.

Cualquiera que sea la relación que La Barbie hubiera tenido con los organismos de seguridad estadounidenses antes de su arresto, su inminente cooperación en el juicio contra García Luna probablemente pondrá nerviosos a varios funcionarios corruptos del gobierno y de seguridad, dado su prominente papel en la criminalidad en México.

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Las acusaciones contra el exnarcotraficante también desdibujan aún más las líneas de lo que se ha mostrado claramente como una guerra contra el crimen organizado en México, con los gobiernos de Estados Unidos y mexicano por un lado y los grupos criminales por el otro.

“Esta información nos permite refutar las narrativas manipuladas que nos han presentado ambos gobiernos”, afirma Siria Gastelum, directora de resiliencia en la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional. “A pesar de esta historia de ‘nosotros’ contra ‘ellos’, sabemos que había actores corruptos en ambos lados”.

Gastelum advierte que la información que La Barbie pueda ofrecer no afectará en absoluto la dinámica del crimen organizado, mientras no se corrijan las estructuras y sistemas que facilitan la corrupción, el narcotráfico y la violencia conexa a ambos lados de la frontera.

“Si seguimos culpando a funcionarios gubernamentales en particular y no abordamos los fracasos sistémicos del Estado, seguiremos por el mismo camino en el que estamos bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, que parece estar repitiendo las mismas estrategias”, dijo Gastelum en comunicación con InSight Crime.

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