El otorgamiento del prestigioso Premio Nobel de Paz al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, es un nuevo elemento que podría cambiar las reglas del juego de los esfuerzos de su administración por salvar el acuerdo de paz del gobierno con el principal grupo guerrillero del país.

El 7 de octubre, el Comité Noruego del Nobel anunció su decisión de otorgarle el Premio Nobel de Paz 2016 al presidente Santos, “por sus decididos esfuerzos para acabar con los más de 50 años de guerra civil en el país”.

“Este premio también debe ser visto como un tributo al pueblo de Colombia que, a pesar de las grandes dificultades y los abusos, no ha perdido la esperanza en una paz justa, y a todas las partes que han contribuido al proceso de paz”, dice el comunicado de prensa del Comité del Nobel.

Santos lideró el inicio de las conversaciones de paz del gobierno colombiano con el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el año 2012, y “constantemente ha tratado de avanzar en el proceso de paz”, señaló el Comité.

Después de cuatro años de negociaciones, el gobierno y las FARC firmaron un acuerdo final de paz el 26 de septiembre. Sin embargo, el futuro de dicho acuerdo ha quedado en la cuerda floja después de que los votantes colombianos, por un estrecho margen, rechazaran los acuerdos en un plebiscito el pasado 2 de octubre.

Después de este inesperado resultado, Santos se ha reunido con los opositores del acuerdo de paz —encabezados por el expresidente y actual senador Álvaro Uribe, del partido Centro Democrático—, con la intención de salvar los acuerdos.

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Santos dijo que recibió el premio “a nombre de todos los colombianos, en especial a las millones de víctimas que ha dejado este conflicto que hemos sufrido a lo largo de más de 50 años”. También exhortó a los opositores del acuerdo de paz a unirse a su causa para ponerle fin a las hostilidades.

“Los invito a todos a que unamos nuestras fuerzas, nuestras mentes, nuestros corazones en este gran propósito nacional para que así todos ganemos el más importante premio: la paz de Colombia”, dijo el mandatario.

El Comité del Nobel hizo eco de los comentarios de Santos, diciendo que la organización “hace hincapié en la importancia del hecho de que el presidente Santos está invitando a todas las partes a participar en un diálogo nacional amplio, encaminado a hacer avanzar el proceso de paz… El Comité del Nobel espera que todas las partes asuman su cuota de responsabilidad y participen constructivamente en las siguientes conversaciones de paz”.

Santos y el comandante de las FARC Rodrigo Londoño Echeverry, alias “Timochenko”, han intentado asegurarle al país que se mantendrá el alto el fuego bilateral anunciado en agosto, mientras Santos y los negociadores de la campaña del “No” analizan cómo lograr un acuerdo que sea aceptable para la mayor parte del pueblo colombiano.

El Comité del Nobel se mostró optimista sobre las posibilidades de lograr la paz en Colombia, diciendo que Santos “ha dejado claro que seguirá trabajando por la paz hasta el último día de su mandato. El comité espera que el Premio de Paz le dará la fuerza necesaria para llevar a feliz término esta exigente tarea”.

Análisis de InSight Crime

Santos le ha apostado su legado como presidente de Colombia a la búsqueda de una solución pacífica a la lucha insurgente de las FARC durante 50 años. Y parecía que sus esfuerzos finalmente habían dado fruto, con la firma del histórico acuerdo de paz en Cartagena, el pasado 26 de septiembre, con la asistencia de jefes de Estado y líderes políticos de todo el mundo.

Sin embargo, el inesperado resultado del referéndum el 2 de octubre frustró —al menos temporalmente— las esperanzas de que el arduo proceso de negociación de cuatro años diera paso rápidamente a la fase de implementación, para finalmente poner a Colombia en el camino hacia la paz. De hecho, el resultado del plebiscito nacional fue un duro golpe para Santos y ha dejado a Colombia en un territorio incierto, que debe ser analizado por sus líderes para evitar que el país caiga de nuevo en la guerra.

La pregunta que surge ahora es de qué manera el otorgamiento del Premio Nobel de Paz a Santos influirá en los esfuerzos de Colombia por garantizar la renegociación de los acuerdos de paz con las FARC.

La mayor influencia de la nueva condición de Santos como Premio Nobel de Paz se puede dar en cuanto a sus conversaciones con los opositores políticos que hicieron campaña contra el acuerdo de paz, particularmente el expresidente Uribe.

La victoria del “No” en el referéndum nacional le dio a Uribe un abundante poder político e influencia sobre cómo debe llevarse a cabo la renegociación del acuerdo de paz. Como líder del movimiento por el “No”, Uribe tuvo dos críticas principales a los acuerdos de paz con las FARC. La primera tiene que ver con que los guerrilleros no pagarán ninguna pena de cárcel por sus crímenes, y la segunda es que a los líderes de las FARC se les habría concedido el derecho a participar en política.

El Premio Nobel de Paz, sin embargo, puede fortalecer a Santos en sus conversaciones con la oposición, al darle credibilidad a sus esfuerzos por implementar el acuerdo de paz que fue rechazado. Ello podría debilitar los argumentos de Uribe y de los demás opositores del acuerdo, quienes señalan que el mismo fue demasiado indulgente con las FARC.

Por otro lado, el hecho de que Santos haya ganado el Premio Nobel de Paz podría polarizar aún más el debate político en Colombia y agrandar la brecha entre las facciones rivales, que ahora deben unirse para salvar el proceso de paz.

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Otra cuestión que plantea el otorgamiento del Premio Nobel de Paz es la manera como las FARC reaccionarán. Muchos analistas señalaron inmediatamente que el Comité del Nobel no incluyó al líder de las FARC, Timochenko, como receptor del premio. Es posible que los líderes de las FARC se sienten incómodos por haber sido excluidos de este premio y se vuelvan más intransigentes ante futuras negociaciones.

Sin embargo, también es posible que las FARC estén más dispuestas a aceptar un acuerdo renegociado, como una manera de verse vinculados al prestigio otorgado por el premio.

Al menos por ahora, la concesión del Premio Nobel de Paz al presidente Santos parece haber dado un apoyo muy necesario al proceso de paz de Colombia en un momento extremadamente difícil. Y parece claro que Santos está tratando de aprovechar este apoyo para presionar por una resolución oportuna de la crisis política generada por el rechazo al acuerdo.

Lo que queda por verse, sin embargo, es si este momento propicio será duradero. Si no, el otorgamiento del premio a Santos podría ser considerado prematuro.

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