Bolivia obtuvo una victoria simbólica después de que las Naciones Unidas (ONU) dijeran que ya no consideraban ilegales los usos tradicionales de la hoja de coca en el país andino. Sin embargo, esto posiblemente aumentará la presión sobre Bolivia para limitar la producción de coca a través de los esfuerzos para aplicar la ley y a través de otras políticas.

La resolución del 11 de enero formalizó la readmisión de Bolivia a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de las Naciones Unidas e incluyó una cláusula especial que reconocía el uso tradicional de la coca como legal. Cientos de bolivianos celebraron públicamente lanzando hojas en las calles de La Paz, mientras que otros vendían productos derivados de la coca, incluyendo gelatinas, bebidas energéticas, y pasteles.

Bolivia se retiro del acuerdo internacional en 2011, con el argumento de que sólo volvería si las Naciones Unidas reconocían que el masticado de las hojas de coca – junto con otras prácticas tradicionales, como la elaboración de productos medicinales – deberían ser legales en el país andino.

En la provincia de Chapare, donde se cultiva coca, el presidente Evo Morales dijo que Bolivia continuaría con su “modelo alternativo” en la lucha contra el narcotráfico. Ese acercamiento reconoce cerca de 20.000 hectáreas de cultivos de coca legales y alienta a los poderosos sindicatos de productores de coca a monitorearse entre sí con el fin de hacer cumplir estos límites. Los partidarios de la estrategia dicen que está dando sus frutos, señalando los hallazgos de las Naciones Unidas y la Oficina de la Casa Blanca para el Control de Drogas, que establecen que los cultivos de coca de Bolivia se redujeron entre un 12 y 13 por ciento entre 2010 y 2011.

Análisis de InSight Crime

La resolución de las Naciones Unidas puede calmar la tormenta internacional pero no la nacional. El gobierno de Bolivia está luchando para mantener sus cultivos de coca legales dentro de los límites exigidos por el estado, y los críticos han dicho que la política internacional puede ser leída como una “luz verde” para producir más coca, que algunos de estos críticos dicen que dará lugar a una mayor producción de cocaína. La oficina antidrogas de la Casa Blanca sostiene, por ejemplo, que la potencial producción de cocaína de Bolivia es ahora mayor que la de Colombia, y que los grupos de traficantes están utilizando cada vez más a Bolivia como un punto de producción y preparación para sus operaciones internacionales de narcotráfico.

Con el fin de aliviar algunas de estas preocupaciones, Bolivia probablemente destacará sus iniciativas por limitar la coca ilegal y la producción de cocaína a través de los esfuerzos de aplicación de la ley, incluyendo las campañas de erradicación y las incautaciones. En un oportuno aviso, que probablemente tenía la intención de contrarrestar las potenciales acusaciones de que Bolivia no estaba haciendo lo suficiente contra el narcotráfico, el jefe de una fuerza de tarea antidrogas anunció recientemente que más de 2.000 militares y policías habían sido desplegados en 21 regiones y que destruirían cualquier exceso de coca en Bolivia. El gobierno también ha citado el aumento de las incautaciones como evidencia del progreso.

No obstante, la aparente victoria de Bolivia frente a la ONU puede hacer que el país sea más vulnerable a las acusaciones de que su política de coca legal está alimentando el crecimiento de las redes de crimen organizado. Los grupos de traficantes colombianos, brasileños y locales están todos produciendo cocaína al interior de Bolivia y enviándola al exterior, principalmente a Brasil para el consumo local o para exportarla hacia Europa. El representante de la ONU en Bolivia, César Guedes, ha dicho que más de la mitad de las fincas de coca legal en Bolivia producen cultivos que terminan en manos de los traficantes de drogas.

Aunque los esfuerzos de la aplicación de la ley probablemente seguirán enfocándose en la solución a corto plazo de las campañas de erradicación y las incautaciones, hay sin duda otras estrategias que Bolivia podría adoptar, que pueden ser más efectivas en el largo plazo. Esto podría implicar la creación de nuevos usos legales de la coca, con el fin de absorber la producción adicional, en lugar de tratar de suprimirlo. El jefe de la Asociación de Productores de Coca, conocida como Adepcoca, ya ha insinuado esto, describiendo los planes para industrializar la producción de coca en la región de Yungas. Además de fomentar un nuevo mercado legal para la coca, Bolivia también podría ampliar la cantidad de coca que se cultiva legalmente, dando a más agricultores la oportunidad de participar en la economía de la coca legal, en lugar de vender la cosecha a los grupos criminales.

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