Los estimativos divulgados por el gobierno colombiano que indican que solo un pequeño porcentaje de los exguerrilleros de las FARC han abandonado el proceso de paz contradicen la investigación de campo de InSight Crime, que señala que el número real de disidentes es mucho mayor, y podría estar creciendo por causa de los problemas asociados a la implementación de un acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 con el grupo guerrillero.

El director del organismo colombiano encargado de la reincorporación de los excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Joshua Mitrotti, declaró recientemente a Verdad Abierta que solo 6 por ciento de los combatientes se negaron a adherirse al proceso de paz.

“La disidencia, según los últimos informes, no está por encima del 6 por ciento de lo que era originalmente las FARC”. Esto equivale a decir que “es una pequeña minoría que le está haciendo mucho daño al proceso”, comentó Mitrotti.

En agosto, el ministro de defensa Luis Carlos Villegas divulgó un cálculo similar, de 5 a 7 por ciento, a RCN Radio. Con base en esta cifra, Villegas afirmó que hay “unas 400 personas” involucradas en lo que describe como “crimen residual”.

Sin embargo, según un extenso trabajo de campo realizado por InSight Crime en varios departamentos de todo Colombia, el porcentaje real de exguerrilleros de las FARC que han desertado bien puede ser más del doble de lo que el gobierno estima. Y sus números parecen ir en aumento.

InSight Crime estima que un número aproximado de 1.000 a 1.500 disidentes abandonaron el proceso de paz por varias razones, lo que representa alrededor del 15 por ciento del número total de excombatientes de las FARC.

Muchos de los disidentes identificados por InSight Crime han regresado a sus bastiones anteriores a recuperar el control de las lucrativas actividades criminales, vinculadas principalmente al narcotráfico, aunque hay varias razones por las que los excombatientes están abandonando el proceso de paz.

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En el departamento del suroeste de Putumayo en los límites con Ecuador, InSight Crime identificó a unos 300 disidentes que pertenecían a los frentes 48 y 32 de las FARC. Estos desertores, cuya presencia también ha sido confirmada por el ejército colombiano, están presuntamente manteniendo el control sobre el que fuera por mucho tiempo un centro de narcotráfico, con el control sobre el cultivo de la coca y el procesamiento de cocaína.

Se estima que hay otros 400 disidentes operando en el municipio de Tumaco, departamento de Nariño, al suroeste del país, el que InSight Crime ha descrito como “punto cero” del tráfico de cocaína en Colombia. Las autoridades acusaron recientemente a los grupos criminales recién formados en Tumaco de apoyar las protestas contra la erradicación de coca y participar en un sangriento incidente que dejó docenas de civiles muertos o heridos, si bien los disidentes lo han negado.

Varios mandos medios disidentes también regresaron a las zonas que estuvieran bajo el control de sus frentes con el fin de restablecer ese dominio. Esta dinámica puede ser más evidente en la región de los Llanos Orientales de Colombia, que por largo tiempo fuera una plaza fuerte para diferentes grupos armados.

InSight Crime ha identificado por lo menos 400 disidentes de las FARC en el municipio de Miraflores, departamento de Guaviare, una de las zonas de los Llanos Orientales en las que se cree que hay presencia de combatientes de los que fueran los frentes primero y séptimo.

Los excomandantes Miguel Botache Santanilla, alias “Gentil Duarte”, y Géner García Molina, alias “John 40” o “Jhon 40”, así como algunos otros comandantes expulsados de las FARC mantienen presuntamente la dirección sobre las operaciones criminales en esta región. A esos excomandantes también se sumó hace poco el excomandante del frente 27 Rodrigo Cadete, de quien se dice que está ayudando a Gentil Duarte a expandir la influencia de su organización criminal en el vecino departamento del Meta.

Hay también algunos disidentes formando alianzas o reclutados por otros grupos del crimen organizado, en particular en zonas donde las FARC tuvieron control territorial. Por ejemplo, en el municipio de Ituango, departamento de Antioquia, al norte del país, disidentes del Frente 18, que anteriormente controlaba la zona, están presuntamente operando en conjunto con el poderoso grupo criminal los Urabeños.

Análisis de InSight Crime

La disidencia es un problema común luego de procesos de paz con grupos armados, como se observó en Colombia con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y en lugares tan distantes como Irlanda del Norte con el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, los estimados del gobierno colombiano sobre la disidencia de las FARC están muy por debajo de los que InSight Crime ha observado en el campo, y es probable que estas cifras aumenten si siguen sin resolverse los problemas con la implementación del acuerdo de paz de 2016.

El mismo Mitrotti reconoce que sería “ingenuo” anticipar “un 100 por ciento de éxito”. Pero él y otros representantes del gobierno han restado importancia a las preocupaciones generadas por la disidencia, y en lugar de eso afirman que muchos excombatientes están saliendo para regresar a donde sus familias o para participar en actividades políticas o trabajar fuera de las zonas.

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En realidad, la mayoría de disidentes de las FARC parecen motivados en su mayoría por la creciente frustración por el incumplimiento del gobierno en aspectos claves del acuerdo de paz y el atractivo de volver al ámbito criminal.

En septiembre, el excomandante en jefe de las FARC Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, expresó su preocupación porque hasta el momento el gobierno no se ha ceñido a varios aspectos importantes del acuerdo, como el mejoramiento de las condiciones en las zonas donde deben concentrarse los excombatientes, así como la entrega de estipendios básicos y la creación de proyectos de desarrollo agrícola. Problemas como estos han empujado a muchos exguerrilleros a dejar las zonas de concentración en los últimos meses, aunque las cifras oficiales de esta deserción van y vienen.

La investigación de InSight Crime indica que el gobierno colombiano tendría mayor éxito en contener la avalancha de la disidencia si se centrara en cumplir las promesas del acuerdo de paz, como la sustitución de cultivos y los proyectos de desarrollo rural, más que en hacer énfasis en los operativos militares y la erradicación de coca, que en muchos casos han demostrado ser infructuosos.

*Este análisis fue elaborado con información suministrada por el equipo de investigación de InSight Crime en Colombia.