Una masacre en un puerto de la ciudad de Esmeraldas, al norte del país, presuntamente perpetrada por una de las principales pandillas del país, deja clara la conexión directa entre el tráfico de cocaína y el aumento de la violencia extrema en Ecuador.

Según informaron medios locales, nueve personas murieron en la masacre, que de acuerdo con la policía fue perpetrada por los Tiguerones, una de las principales pandillas ecuatorianas, que controla la mayor parte del tráfico de drogas en la ciudad. Tres presuntos miembros de los Tiguerones que participaron en el ataque han sido arrestados.

El ataque quedó registrado en imágenes de video de cámaras de seguridad, en las que se puede ver que unos 30 hombres fuertemente armados llegaron en un bote al Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas y comenzaron a disparar contra quienes se encontraban en el muelle. Las personas que presenciaron los hechos se lanzaron al agua o corrieron para salvaguardarse de las balas. Después de más de un minuto de disparos, los hombres regresaron a sus botes y huyeron.

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Junto con Guayaquil, ciudad al sur de Ecuador, Esmeraldas es uno de los principales centros de tráfico de drogas del país. La cocaína de Colombia entra y sale de los puertos de la ciudad, y los pescadores suelen ser cooptados para que transporten las drogas de los grupos criminales.

Análisis de InSight Crime

Esta masacre pone de relieve la situación cada vez más tensa y violenta en Esmeraldas, un importante centro de tráfico de drogas, así como el papel de los puertos en el tráfico de drogas.

Aunque en Esmeraldas ha habido brotes de violencia anteriormente, la situación de seguridad ha empeorado considerablemente en los últimos días. La ciudad rompió su propio récord de homicidios el año pasado debido a los enfrentamientos entre los Tiguerones y sus rivales, los Patones, así como otras pandillas de la zona, como afirma la policía.

La constante violencia durante este año llevó al presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, a declarar el estado de excepción en la provincia de Esmeraldas, desplegando las fuerzas armadas y la policía nacional para apoyar a las abrumadas fuerzas locales. Sin embargo, las masacres son inusuales: la mayor parte de esta violencia se ha limitado a asesinatos selectivos, como el homicidio de Ricky Palomino Clavijo, un líder de los Tiguerones, presuntamente a manos los Patones, en marzo de 2023.

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Es posible que los Patones estén aumentando su poder debido a la cooperación con otras pandillas locales. El periódico local La Hora citó afirmaciones de la policía, según las cuales los Patones se han aliado con los Choneros —la mayor organización criminal de Ecuador— y el grupo local los Gángster, para competir contra los Tiguerones. Sin embargo, un individuo que afirma pertenecer a los Patones negó que los grupos hubieran unido fuerzas.

Las disputas entre grupos por territorios clave es constante, explicó a InSight Crime Carolina Loza León, periodista local.

«Es súper volátil», señaló Loza León y explicó que «entonces puede ser que un día estén peleando por una zona, toman control y la pelea se traslada a otra provincia por esa misma zona».

Uno de los factores que conduce a la competencia entre las pandillas es el deseo de controlar las rutas de narcotráfico. Ecuador ha servido durante mucho tiempo como punto de salida de la cocaína colombiana hacia Estados Unidos y Europa. Recientemente, el país fue identificado como el punto de partida de los principales cargamentos de cocaína que se dirigen hacia Australia y Rusia.

Los grupos narcotraficantes suelen reclutar a pescadores locales para transportar la droga, ya sea hacia el norte, en dirección a Centroamérica, siendo Guatemala es uno de los principales destinos, o hacia el mar, donde la droga pasa a otras embarcaciones. Varios cientos de pescadores han sido detenidos por su implicación en el tráfico de drogas. Los pescadores pueden ganar hasta 30.000 dólares por menos de una semana de trabajo.

Si bien esta masacre representa una escalada en la violencia de Esmeraldas, es un reflejo de la creciente frecuencia con la que ocurren graves actos de violencia en otras zonas de Ecuador. En la provincia de Guayas, las pandillas han llevado a cabo macabras acciones, como colgar cuerpos en los puentes o detonar carros bomba, como parte de su lucha por el control de Guayaquil.

«A mí lo que me asusta es que esa masacre sea el inicio de un patrón. De violencia a escala», dijo Loza León.