La declaración de un alto al fuego unilateral por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) —y los recientes indicios de que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), de menor tamaño, podría estar pensando en una acción similar— podría tener consecuencias de gran alcance no solo para el proceso de paz colombiano, sino también para la dinámica del crimen organizado en el país.

Según El Tiempo, el anuncio de un alto al fuego unilateral indefinido por la cúpula de las FARC ha sido considerado un gran avance en las conversaciones de paz con el gobierno colombiano. El alto al fuego de las FARC está condicionado por el hecho de que sus integrantes no sean objeto de ataques de las fuerzas de seguridad colombianas.

Una de las organizaciones que analiza el conflicto, el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC), concluyó el 31 de diciembre que ni las FARC ni las fuerzas de seguridad colombianas habían roto las condiciones del alto al fuego. Las FARC, sin embargo, aseguran que fueron objeto de numerosos ataques por parte del ejército colombiano a finales de diciembre, según El Colombiano.

Por su parte, el comandante mayor del segundo grupo guerrillero más grande de Colombia, el ELN, Nicolás Rodríguez, alias “Gabino”, expresó el 7 de enero su disposición a discutir con el gobierno colombiano la posibilidad de un cese al fuego, informó Reuters. El ELN ha estado en conversaciones preliminares de paz con el gobierno desde junio de 2014.

Análisis de InSight Crime

Aunque el alto al fuego unilateral de las FARC es un signo claro de que el grupo insurgente está decidido a llegar a un acuerdo de paz con el gobierno colombiano, también podría significar que se está preparando para cuando ya no pueda llevar a cabo actividades delictivas abiertamente.

Si las FARC llegan a un acuerdo con el gobierno y se convierten en un partido político legítimo, ya no podrán contar con fuentes de ingresos del narcotráfico, la extorsión y el secuestro, que los han convertido en uno de los grupos de crimen organizado más ricos en Latinoamérica. El cese al fuego también puede ser una táctica para maximizar sus ganancias provenientes del crimen mediante el despliegue de recursos y efectivos en dichas actividades ilícitas.

VEA TAMBIÉN: Noticias y perfiles de las FARC

Un problema de esta estrategia es la creciente atención que ha recibido el papel de las FARC en el tráfico de drogas, una de sus principales fuentes de ingresos. Han surgido algunos informes que señalan que, para evitar esta indeseada atención, las FARC estarían delegando algunas de sus responsabilidades a grupos criminales externos en zonas como el departamento de Putumayo, donde una investigación de campo de InSight Crime ha encontrado que el Frente 48 de las FARC está profundamente involucrado en el tráfico de drogas.

En cuanto al ELN, aún no es claro cuándo este grupo guerrillero declarará un cese al fuego o entablará negociaciones formales con el gobierno. A diferencia de las FARC, las fuentes principales de ingresos del ELN son el secuestro y la extorsión. Dado que el cese de secuestros fue una de las condiciones previas del gobierno para comenzar las conversaciones de paz con las FARC, el ELN tendría que abandonar una de sus fuentes principales de ingresos con el fin de entablar negociaciones, un golpe financiero que quizá el grupo guerrillero no esté dispuesto a recibir.

Aunque aún se desconocen los efectos que los recientes pasos hacia la paz por parte de los grupos guerrilleros de Colombia tendrán en el hampa del país, este será un tema central de atención a lo largo de 2015.

¿Cuáles son sus opiniones?

Haga clic aquí para enviar sus comentarios a InSight Crime.

Alentamos a los lectores a copiar y distribuir nuestro contenido con fines no comerciales, con atribución a InSight Crime en la firma y enlaces a la publicación original en la parte superior e inferior del artículo. Consulte el sitio web de Creative Commons para obtener más detalles sobre cómo compartir nuestro trabajo y envíenos un correo electrónico si utiliza un artículo.