El 18 de enero, las autoridades estadounidenses anunciaron la formulación de acusaciones por delitos de drogas contra 104 presuntos integrantes de un grupo criminal en Puerto Rico, una medida que podría dejar un vacío de poder en el hampa en territorio estadounidense y dar paso a un repunte de la violencia en la isla.
Los acusados, todos sospechosos de pertenecer a la pandilla “Menores” o “la nueva sangre”, fueron acusados de nueve cargos, entre ellos distribución de estupefacientes y homicidio.
El pliego de cargos afirma que la pandilla Menores se estableció en Bayamón, municipio al suroeste de San Juan, capital de Puerto Rico, luego de que las autoridades federales arrestaron a un gran número de cabecillas de otras pandillas en 2010. Las autoridades señalan que el grupo vendía drogas en las afueras de proyectos de vivienda y distritos de Bayamón y áreas vecinas.
Los agentes federal añadieron que los Menores usaban el sistema postal estadounidense para blanquear las ganancias de la venta de estupefacientes comprando giros postales del servicio de correos estadounidense.
El pliego de cargos sigue al publicitado arresto y posterior condena del capo puertorriqueño José David Figueroa Agosto, conocido como “Junior Cápsula”, quien en agosto pasado recibió una sentencia de 30 años en una prisión estadounidense. La movida carrera de Junior Cápsula en el narcotráfico —que incluyó un video sexual divulgado públicamente y una fuga de prisión— le valió el título de “Pablo Escobar del Caribe”.
Puerto Rico es un punto estratégico para las rutas de narcotráfico, pues una vez en suelo estadounidense, los cargamentos de narcóticos ilegales que se mueven entre la isla y el continente están menos sujetos a inspecciones restrictivas que las importaciones de otros países.
Análisis de InSight Crime
La caída de Junior Cápsula —quien fuera considerado uno de los narcotraficantes más poderosos del Caribe— junto con el desmantelamiento de las actividades de otras pandillas que operaban en el área de San Juan pueden haber facilitado el aumento de importancia de los Menores.
Ahora, la medida contra los cabecillas de los Menores puede crear un vacío de poder similar, que aumente la violencia debida a las drogas con la lucha por el control por parte de una nueva generación de capos puertorriqueños.
VEA TAMBIÉN: Noticias y perfil del Caribe
De hecho, la isla sufrió mayor violencia relacionada con drogas luego del arresto de Junior Cápsula, época en la que las tasas de homicidios se dispararon a niveles récord en 2011. Ahora que la policía puertorriqueña y las fuerzas de seguridad siguen lidiando con las secuelas del huracán María, pandillas del crimen organizado puede aprovechar el momento para afianzar su poder. En las dos primeras semanas de 2018 cayeron asesinadas 32 personas en la isla, según una noticia divulgada por Associated Press.
En el Caribe se dispararon los índices de actividad de narcotráfico asociados a un boom de la producción de cocaína en Colombia, con movimientos de células criminales locales para afianzar su dominio sobre las rutas que anteriormente controlaban grupos criminales extranjeros.