Las fuerzas armadas de México capturaron a un presunto cabecilla de Los Zetas, quien hacía parte de la lista de los más buscados del país, pero la política habitual de objetivos prioritarios puede estar contribuyendo al recrudecimiento de la violencia que afecta al país.

El 8 de febrero, soldados de la Marina mexicana arrestaron a José María Guizar Valencia, alias “Z43”, presunto jefe de una facción de Los Zetas con operaciones a lo largo de la frontera sur entre México y Guatemala.

En un comunicado a los medios, el comisionado nacional de seguridad Renato Sales Heredia declaró que Z43 era uno de los 122 objetivos prioritarios del gobierno mexicano, y lo describió como “uno de los principales generadores de violencia en el suroeste de México.”

Z43 es un ciudadano estadounidense nacido en California, perteneciente a la familia Guizar, de la que se cree que tiene presencia en los estados sureños de Tabasco y Veracruz, en México, y en Estados Unidos. Los agentes del gobierno lo acusan de participación en el tráfico de estupefacientes procedentes de Suramérica.

Es probable que Z43 tenga relación con Mauricio Guizar Cárdenas, alias “El Amarillo”, primer comandante de los Zetas a cargo de Guatemala. El Amarillo fue capturado en 2012 y acusado de ordenar una masacre en 2011 en el departamento guatemalteco de Petén, región clave para el narcotráfico en la frontera sur de México.

Desde 2014, el Departamento de Estado estadounidense ofrecía una recompensa de US$5 millones por información que condujera a la captura de Z43. Según el gobierno estadounidense, Z43 “asumió el mando y control total de su facción de Los Zetas en la región sur de México” luego de las muertes y arrestos en serie de sus predecesores.

El gobierno estadounidense ha acusado a Z43 de las órdenes de homicidio de civiles guatemaltecos durante su toma de la facción de Los Zetas en la región entre México y Guatemala en los últimos años, y del tráfico de cocaína y metanfetaminas hacia Estados Unidos. Tres juzgados estadounidenses han formulado pliegos de cargos por narcotráfico contra Z43.

Análisis de InSight Crime

Los Zetas han perdido gran parte de su reputación como uno de los carteles más poderosos y temidos de México, en parte por la desaparición de muchos de sus cabecillas, como Z43 en los últimos años. Pero la estrategia antidelincuencia en México, que apunta a cabecillas reconocidos de los carteles, como Z43 ha arrojado un exiguo progreso a largo plazo para contrarrestar las actividades criminales, y puede estar favoreciendo la espiral de violencia.

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A lo largo de la década del 2000, los orígenes de Los Zetas en los cuerpos especiales del ejército mexicano y su predilección por las manifestaciones sanguinarias favorecieron la expansión rápida e implacable del grupo. Pero la muerte o captura de los fundadores y subsiguientes cabecillas de Los Zetas fracturó y debilitó progresivamente a la organización.

Aun así, la estrategia de objetivos prioritarios en México, de ir tras los cabecillas no es una política efectiva ni sostenible para acabar con los grupos criminales o reducir la violencia. Como lo informó recientemente InSight Crime, “el problema con esta estrategia es que el ‘éxito’ acarrea más violencia, pues los antiguos lugartenientes y rivales de un capo caído se disputan el vacío que deja su salida”.

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