Las recientes elecciones al congreso en Colombia les dieron la victoria a una lista de candidatos opuestos al acuerdo de paz de 2016 entre el gobierno y el ahora desmovilizado grupo insurgente de las FARC, lo que sume en la incertidumbre el futuro de los acuerdos de cara a las elecciones presidenciales dentro de algunos meses.

La votación del 11 de marzo le dejó 19 curules en un senado de 100 escaños al partido Centro Democrático, encabezado por el expresidente Álvaro Uribe, enconado crítico del acuerdo de paz, con lo que este partido se convierte en la fuerza dominante en el senado.

El partido Cambio Radical, también contrario al proceso de paz, se quedó con el segundo mayor número de escaños en el senado, con 16.

El partido Social de Unidad Nacional —vehículo político del presidente Juan Manuel Santos, que ha defendido el acuerdo de paz en sus dos mandatos— vio bastante menguada su posición anterior como la fuerza más poderosa en el senado. El partido obtuvo solo 14 escaños en la cámara alta, lo que lo reduce a la quinta fuerza con mayor representación.

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El partido de Santos tuvo algo de mejor suerte en las elecciones para la cámara de representantes, con 25 escaños de un total de 163. Y el Partido Liberal, que también respalda el acuerdo de paz, obtuvo la mayoría de curules, con 35.

Sin embargo, los partidos Centro Democrático y Cambio Radical obtuvieron 32 y 30 escaños, respectivamente, lo que da a los partidos opuestos a la paz una leve ventaja sobre el bloque a favor de la paz.

Quizás el ejemplo más emblemático del rechazo de los votantes colombianos hacia los candidatos a favor del acuerdo de paz fue la desastrosa aparición de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC), el partido político formado por las ahora desmovilizadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Había bastantes expectativas de que el partido político de las FARC tuviera poco apoyo electoral, pero el partido solo se hizo a un total de 85.000 votos, mucho peor de lo esperado. Independientemente de los malos resultados, las FARC tendrán representación en el próximo congreso, pues el acuerdo de paz disponía cinco escaños en cada cámara del parlamento para los exguerrilleros.

Las elecciones primarias también sirvieron para elegir a varios candidatos para la primera ronda de una elección presidencial programada para mayo. El candidato del Centro Democrático Iván Duque se impuso en las primarias de su coalición. Gustavo Petro, exalcalde de Bogotá, que apoyó el acuerdo de paz con las FARC, también ganó las primarias para su coalición.

El candidato de las FARC para las elecciones presidenciales, el exjefe guerrillero Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, se retiró de la campaña la semana pasada, por problemas de salud.

Análisis de InSight Crime

La oposición al acuerdo de paz con las FARC parecía ser una estrategia electoral ganadora en las recientes votaciones, lo que indica que la elección presidencial también podría dar la victoria a un candidato contrario al proceso de paz.

La combinación de unas ramas legislativa y ejecutiva dominadas por opositores al acuerdo de paz con las FARC no sería un buen presagio para el futuro de los acuerdos, y podría ahondar el problema existente de disidencia entre los excombatientes de las FARC. (El año pasado se aprobó una ley que buscaba blindar el acuerdo de paz de un boicot político, pero su imprecisión suscita dudas sobre su efectividad).

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Aun en el actual gobierno, que respalda el proceso de paz, la implementación de los acuerdos ha tropezado con innumerables obstáculos. Los opositores al acuerdo lograron imponerse en un referendo de octubre de 2016, que sometió a consulta una versión anterior del acuerdo de paz, y han recurrido a varios mecanismos para intentar impedir el avance del nuevo acuerdo.

Una vez posesionada la nueva lista de candidatos opuestos a la paz, puede esperarse una intensificación de esos intentos. Si un opositor al acuerdo de paz llega a la presidencia, es posible que haya una grave ralentización, si no es descartado por completo.

Esto puede estar generando incertidumbre entre las filas de los guerrilleros desmovilizados de las FARC, muchos de quienes ya han desertado del proceso de paz para dedicarse a diferentes actividades criminales. Algunos disidentes están siendo reclutados en las filas de otros grupos criminal, como Los Urabeños. Otros están formando nuevas estructuras criminales, que se conocen como las ex-FARC mafia.

Las ex-FARC mafia ya están listas para convertirse en la organización criminal más poderosa de Colombia. Si sus filas se agrandan aún más con desertores preocupados por el futuro del proceso de paz, ese evento no hará más que acelerarse.

*Este artículo se redactó con ayuda de Parker Asmann y Sergio Saffon.

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