Al tomar control del mayor centro carcelario de Paraguay, el Clan Rotela mostró su músculo.

El sitio de la prisión de Tacumbú, el centro penitenciario más grande de Paraguay, que se inició el 10 de octubre, terminó menos de 24 horas después cuando los presos que lideraban el motín liberaron a los rehenes, entre quienes se contaban al menos 10 guardias y 30 mujeres que habían acudido por el día de visita, según un comunicado oficial del ministerio de justicia. Los medios locales informaron que el director del centro carcelario, Luis Esquivel, también se encontraba entre los rehenes, pero no fue mencionado en el comunicado del ministerio.

En una conferencia de prensa del 11 de octubre, el presidente Santiago Peña negó que la toma de Tacumbú fuera una crisis, y aseguró que más bien era “un enfrentamiento con la delincuencia; cómo el Estado [la] está enfrentando mañana, tarde, y noche».

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La situación de toma de rehenes motivó acusaciones del ministro de justicia de Paraguay, Ángel Barchini, contra el Clan Rotela, una poderosa organización narcotraficante que al parecer estaba detrás del motín de Tacumbú.

En una reunión el 2 de octubre entre el presidente Santiago Peña y su gabinete, que se transmitió para todo el país, Barchini aseguró que ese grupo fue responsable del secuestro y asesinato de Óliver Lezcano, exagente de policía preso en Tacumbú, quien desapareció de la prisión el 27 de septiembre. El ministro también anunció sus intenciones de arrebatar al Clan Rotela y a otros grupos criminales del país el control de las prisiones de Paraguay.

«Tengo un plan, presidente, pero que no lo voy a mencionar acá», comentó Barchini, «y va a tener también una situación para retomar el poder en los centros penitenciarios».

El Clan Rotela rechazó las acusaciones de Barchini, alegando que ese agente no estaba muerto que en realidad había escapado, como informó El País.

El 10 de octubre, Rodrigo Nicora, viceministro de política criminal de Paraguay, también contradijo los señalamientos de Barchini en una emisora local de radio, señalando que fuentes de inteligencia indicaban que el expolicía había huido de la prisión. Ese mismo día, las familias de los presos divulgaron un video en el que un hombre que afirmaba ser Lezcano decía que no estaba muerto, aunque no se ha confirmado su autenticidad.

Análisis de InSight Crime

La toma de Tacumbú parece marcar un resurgimiento del Clan Rotela.

Las cárceles de Paraguay han sido campos de batalla entre el Clan Rotela y su principal rival, el Primer Comando de la Capital (Primeiro Comando da Capital, PCC), y por un momento pareció que el PCC tendría las de ganar. En 2019, InSight Crime informó que ambos grupos hacían presencia en Tacumbú, pero que era evidente que el PCC estaba acrecentando su control dentro del sistema penitenciario.

Sin embargo, hoy en día las informaciones de medios y las versiones de expertos locales apuntan a la hegemonía del clan en la prisión.

“Ellos son mayoría en Tacumbú y tienen acuerdos y pactos con la gente que maneja Tacumbú”, señaló Jorge Rolón Luna, experto independiente en el tema de seguridad y exdirector del Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, dependiente del Ministerio del Interior, en relación con el Clan Rotela.

Aunque no surgió como una banda carcelaria, el Clan Rotela controlaba gran parte de las ventas de crack en Paraguay antes de la captura de uno de sus principales líderes, Armando Javier Rotela, en 2016. Desde entonces se han expandido en las prisiones, donde crearon redes de tráfico de drogas avaluadas en millones de dólares aunque con frecuencia tienen enfrentamientos con el PCC.

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La toma de Tacumbú ocurre en medio de un amasamiento progresivo de influencia en el sistema penitenciario, según le explicó el criminólogo Juan Martens a InSight Crime.

“Es una demostración de poder y que en el caso de Tacumbú es quien realmente gobierna”, agregó Martens.

Este crecimiento se ha visto favorecido por la sobrepoblación extrema, causada por el abuso de la figura de la detención preventiva Las malas condiciones de las prisiones empujan a más privados de la libertad hacia el grupo en busca de protección.

La amenaza que el grupo plantea a los funcionarios de gobierno que han hablado de imponer medidas represivas en la prisión en el pasado también le permite al grupo expandirse impunemente. En 2022, un exdirector de Tacumbú, que había emprendido operaciones policiales dentro del penal al parecer recibió amenazas del Clan Rotela antes de ser asesinado en Asunción. En agosto de este año, sicarios atentaron contra otro exdirector del centro carcelario. Nuevamente, se sospechó del Clan Rotela.

Aunque la intimidación limita la capacidad del gobierno de oponerse a la expansión del Clan Rotela, la corrupción en las altas esferas del gobierno también tiene una incidencia importante, y para el cambio se requiere voluntad política, como le indicó Rolón Luna a InSight Crime.

“La escalera se barre de arriba hacia abajo, no de abajo hacia arriba”, comparó. Y recomendó que, en un escenario en que su autoridad se ve superada, el gobierno debe llegar a acuerdos con el Clan Rotela y otros grupos criminales con el objetivo de mantener el orden.