Las numerosas pandillas de Ecuador cuentan con una presencia territorial significativa y diversas fuentes de financiación que supondrán un desafío formidable para las débiles instituciones del país, en lo que probablemente será un prolongado conflicto entre el crimen organizado y el Estado.

Aproximadamente una semana después de que Ecuador declarara la guerra al crimen organizado en medio del caos protagonizado por las pandillas, motines en las cárceles y ataques a policías y civiles, las fuerzas de seguridad del país afirmaron haber retomado control de las prisiones y la violencia parecía haber disminuido. Pero los expertos esperan que la calma sea temporal.

“Si bien es cierto que hay una disminución, es un resultado normal en la primera semana”, dijo a InSight Crime Daniel Pontón, profesor de seguridad del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN Ecuador). “Pero con el tiempo volverá con más fuerza”.

A continuación, InSight Crime traza un mapa de los desafíos que enfrenta el presidente de Ecuador, Daniel Noboa.

Un panorama delictivo complejo

Noboa se enfrenta a estructuras criminales fragmentadas con diversas fuentes de ingresos, y las pandillas han dejado claro que tienen presencia más allá de los focos criminales tradicionales.

En su declaración de guerra, Noboa clasificó a 22 grupos como “organizaciones terroristas”, un número muy superior al que los funcionarios del gobierno han considerado una amenaza grave en el pasado. Los expertos en seguridad han cuestionado si la inclusión de un número tan elevado refleja la realidad sobre el terreno.

“De algunos de ellos no he oído hablar en mi vida, y sigo este tema de cerca”, dijo a InSight Crime Lorena Yael Piedra, exfuncionaria de inteligencia y presidenta de la Asociación Ecuatoriana de Estudios Internacionales.

Pero el creciente número de grupos también refleja la rapidez con la que se ha fragmentado el panorama criminal en Ecuador, con nuevos grupos que se desprenden de estructuras anteriormente cohesionadas.

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Estos grupos luchan cada vez más entre sí por el control de las rentas y economías criminales, además de territorios clave para sus actividades. Aunque parecen haberse unido contra el gobierno durante la escalada de violencia de la última semana, estas alianzas pueden ser temporales.

“Hay alianzas estratégicas a largo plazo y alianzas tácticas a corto plazo con objetivos muy específicos”, dijo a InSight Crime Renato Rivera-Rhon, coordinador del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO). “La coordinación actual entra en la categoría de alianzas tácticas, con el objetivo común de demostrar el poder que tienen estas organizaciones criminales, principalmente al gobierno, pero también a los ciudadanos”.

La competencia latente entre las pandillas hace que librar una guerra contra ellas sea difícil, ya que cualquier operación militar que debilite significativamente a una pandilla puede dar a otra —incluso a una anteriormente pequeña e insignificante— una ventaja estratégica.

Además, las pandillas tienen un amplio alcance geográfico que podría reducir los recursos del gobierno. En la última semana, se han producido atentados con bomba y otros actos de intimidación en zonas tradicionalmente consideradas seguras, como la capital, Quito, el importante centro de transporte de Riobamba y Cuenca, la tercera ciudad más grande de Ecuador.

Un enemigo bien financiado

Para complicar aún más la respuesta del gobierno, estos grupos —que en un principio se nutrían de los beneficios del narcotráfico— han diversificado sus fuentes de ingresos, lo que hace difícil cortar el flujo de dinero.

Según un informe del gobierno ecuatoriano obtenido el año pasado por InSight Crime, la combinación del tráfico transnacional de cocaína y la venta de drogas al por menor dentro de Ecuador sigue siendo la fuente de ingresos más importante para los grupos de delincuencia organizada del país, pero otras economías delictivas están creciendo.

El contrabando y la trata de personas, así como una serie de delitos ambientales, aumentaron entre 2021 y 2022, según el informe. La extorsión también va en aumento.

El gobierno, por su parte, carece de recursos. El Ministerio de Economía y Finanzas del país ha calculado que el mantenimiento de las operaciones de las fuerzas armadas requerirá más de US$ 1.000 millones de los que Ecuador no dispone.

“La situación fiscal del país es insostenible en el corto plazo”, escribió el ministerio en un comunicado oficial publicado el 15 de enero.

Noboa ha pedido al Congreso de Ecuador que aumente los impuestos, pero la legislatura, controlada por la oposición, ha señalado que rechazará la propuesta en su forma actual.

Actores internacionales como Estados Unidos, la Unión Europea, Colombia e incluso Venezuela han ofrecido su apoyo. Pero la ayuda puede llegar demasiado tarde.

“Es una situación con mucha incertidumbre”, dijo Pontón.

Un enfoque a corto plazo para un conflicto a largo plazo

Al iniciar una guerra contra las pandillas, Noboa ha dado pocos indicios de su estrategia de salida, y cada vez hay más pruebas de que Ecuador se enfrascará en un conflicto a largo plazo.

A corto plazo, el gobierno tenía pocas alternativas distintas a una respuesta militarizada. Pero los expertos advirtieron contra una excesiva dependencia de las fuerzas de seguridad para resolver problemas de delincuencia a largo plazo.

“No debe ser algo que se vuelva una costumbre, tiene que ser una intervención puntual con una periodicidad específica”, dijo a InSight Crime un funcionario del Ministerio de Defensa que habló a título personal.  

Sin embargo, Noboa no ha especificado qué sigue si la respuesta militar logra restablecer el orden.

“Se está haciendo camino al andar”, dijo a InSight Crime Carla Álvarez, profesora del Instituto de Altos Estudios Nacionales, especializada en el desarrollo de políticas de seguridad pública, crimen organizado y sistema penitenciario.

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Además, la corrupción afecta a algunas de las principales instituciones encargadas de contener la delincuencia a largo plazo, como la policía, las prisiones y el sistema judicial.

“[La corrupción] de la policía es un secreto a voces”, dijo el funcionario del Ministerio de Defensa a InSight Crime. “Me preocupa que tal vez ellos no puedan lograr el cometido a largo plazo y tal vez la intervención de Fuerzas Armadas se extienda”.

Parte del problema es la escasez de recursos: la falta de inversión en las instituciones y la corrupción van de la mano, y las instituciones con fondos insuficientes posibilitan la actividad de los grupos delictivos, dijeron los expertos a InSight Crime.

Yael Piedra explica, por ejemplo, por qué las pandillas han conseguido convertir las cárceles en lugares de reclutamiento, “[en algunos lugares] ni siquiera hay agua, papel higiénico, jabón. Esas cosas son artículos de lujo. Entonces, en el momento en el que el Estado no te provee ni lo básico, ganan espacio las organizaciones criminales”.

*Marian Balceiro contribuyó a la investigación para este artículo.

**El mapa «Presencia de bandas en Ecuador 2024» fue actualizado el 24 de enero