Acciones recientes realizadas en Bolivia por las dos poderosas pandillas carcelarias más poderosas de Brasil indican que estos grupos buscan reforzar su presencia en el país andino como parte de una lucha más amplia ganar control del negocio regional de drogas.
Tres presuntos miembros del Comando Vermelho (CV) fueron capturados el 25 de abril en la ciudad de Cobija, que se extiende a lo largo de la frontera con Brasil al noroeste de Bolivia, informó La Razón. Se acusa a los sospechosos de tentativa de secuestro de una familia en Cobija con el fin de recibir el pago de un rescate. Uno de los detenidos es un ciudadano brasileño y los otros dos son bolivianos. Se cree además que otros dos miembros del CV huyeron a Brasil.
Poco después de los arrestos, el ministro boliviano del interior Carlos Romero declaró que el CV y su archirrival, el Primer Comando Capital (PCC), están “desplegándose” en Bolivia para perpetrar robos y “seguir desarrollando sus acciones dirigidas a monopolizar el control de la droga”, informó El Deber.
Romero añadió que cuatro actos criminales cometidos recientemente se habían atribuido al PCC o al CV, incluido el robo de US$1,3 millones de un vehículo blindado a finales de marzo.
Por su parte, el viceministro boliviano de Seguridad Ciudadana Juan Carlos Aparicio declaró que aunque las pandillas carcelarias brasileñas tienen “emisarios” en Bolivia, su presencia es solo “esporádica”, informó La Razón.
“No hay carteles en el país”, añadió.
Análisis de InSight Crime
Otrora aliados, el PCC y el CV se encuentran ahora pugnando por el control de los mercados de la droga en Brasil, consumidor masivo de cocaína, marihuana y un tipo de derivado de la base de coca, conocido como “basuco” en Latinoamérica. El montaje de operaciones en Bolivia —principal proveedor de basuco de Brasil— es una opción atractiva para las pandillas, pues les permitiría prescindir de los intermediarios y por esa vía aumentar sus ganancias.
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Las pandillas ya han usado esta lógica para expandirse o tratar de expandir su influencia en Paraguay, el mayor proveedor de marihuana en Sudamérica, y en Colombia, el mayor proveedor de cocaína del mundo.
El alcance de la presencia de las pandillas brasileñas en Paraguay se hizo evidente con el reciente robo de varios millones de dólares estadounidenses en la ciudad fronteriza de Ciudad del Este perpetrado por 50 a 60 hombres armados de los que se sospecha que pertenecen al PCC. En Colombia, el ministro de defensa Luis Carlos Villegas declaró que el PCC busca reclutar elementos disidentes del grupo insurgente en proceso de desmovilización Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y de introducirse en territorio colombiano.