Un caso reciente, al igual que investigaciones pasadas, reflejan que la industria musical y de grandes eventos son vulnerables a ser utilizados para el lavado de dinero.

A comienzos de enero de 2024, la policía colombiana capturó a Pedro Pablo Guzmán, alias “Pelomono” en un concierto en el municipio de Necoclí, Antioquia, al norte de Colombia. 

Pelomono es acusado de ser un importante narcotraficante y miembro de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidos como Clan del Golfo o Urabeños.

También usaba sus empresas y negocios como fachada para ocultar su rol dentro de las AGC, según las autoridades. Entre ellas se encuentra una compañía encargada de la financiación y producción de eventos musicales al norte de Colombia.

“Este sujeto poseía varias actividades comerciales como fachada: una vida de fiesta, rumba, playa, actividades internacionales y vehículos de alta gama”, comentó a InSight Crime, en condición de anonimato, un miembro de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN) de la policía colombiana.

Un mercado grande

La industria del entretenimiento es uno de los mercados que más ingresos genera en el mundo, y dentro de esta, la industria musical, ya sea a través de conciertos, eventos, estudios de grabación o plataformas de reproducción de música en línea. En 2022, América Latina vio un crecimiento de un 25,9% en los ingresos provenientes de la industria musical, según el más reciente reporte de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. 

Colombia no se queda atrás. El país no solo ha exportado artistas de talla mundial, sino que en ciudades principales como Medellín, la demanda por estudios de grabación ha aumentado en un 90% de acuerdo con Bloomberg. 

Pero las ganancias de la industria también han llamado la atención de actores y organizaciones criminales que buscan lavar dinero proveniente de actividades ilícitas, como el narcotráfico. 

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Varios elementos hacen que esta industria pueda resultar atractiva para el lavado de dinero. De acuerdo a Sergio Reyes Díaz, director de Infolaft Academy, una organización que ofrece capacitaciones a profesionales antilavado de activos en América Latina, esta industria se ubica entre negocios que manejan grandes sumas de dinero, por lo que puede ser de interés para actores ilegales que busquen dar apariencia de legalidad a recursos ilegales.

“Sabemos que en la industria musical se mueve mucho dinero y eso la hace vulnerable ante organizaciones criminales que, posiblemente, busquen oportunidades para aprovecharse de su reconocimiento social, infiltrarla y así justificar enormes cantidades de dinero ilícito”, comentó Reyes.

A esto se suma que es una industria de la cual participan varios actores en la cadena de servicios. Esto conlleva riesgos, pues, por un lado, mientras algunos de estos actores pueden tener controles internos para evitar el lavado de activos, otros pueden no tenerlos. 

Además, entre más actores participen de la cadena se complica más a las empresas realizar la debida diligencia para asegurar la legitimidad de cada uno de estos intermediarios.

“Por eso es tan importante que todos los involucrados en esa industria apliquen procedimientos de conocimiento del cliente para saber con quién se están relacionando”, añadió Reyes.

Las empresas fachadas

Una de las principales formas a través de las cuales los grupos criminales lavan dinero es desde empresas fachadas, o compañías creadas con el fin de darle apariencia legal a actividades o recursos ilegales. Esta estrategia también se ha implementado al interior de la industria musical.

El caso de Pelomono parece ser un ejemplo. Si bien las autoridades continúan investigando el caso, según el funcionario de la policía colombiana, el hombre se valió de sus diferentes negocios —entre ellos su empresa de financiación y producción de eventos musicales— para lavar dinero. Esa es una de las modalidades a través de las cuales las AGC han lavado activos en el pasado.

A comienzos de 2021, por ejemplo, se conoció uno de los principales entramados de lavado de dinero para las AGC liderado por Jhon Fredy Zapata Garzón, alias “Messi”.  Zapata se valió de diferentes estrategias para limpiar recursos provenientes del narcotráfico, entre ellas financiar a grupos musicales y a cantantes emergentes de reguetón y música popular a través de un conglomerado de empresas fachadas.

La realización de eventos

De acuerdo con Reyes de Infolaft Academy, la sobrefacturación es otra práctica de lavado de dinero conocida, que puede darse en diferentes industrias, desde la cual los empresarios reportan ventas mayores a las reales para lavar así recursos ilegales.

En 2012, por ejemplo, los socios de la empresa colombiana Total Conciertos, productora de una serie de eventos —entre ellos conciertos del cantante mexicano Vicente Fernández y partidos amistosos del futbolista argentino Lionel Messi— fueron investigados por presuntamente lavar dinero de narcotraficantes colombianos, como los hermanos Calle Serna y Daniel “El Loco” Barrera. De acuerdo con una denuncia que llegó a la fiscalía colombiana en aquel entonces, los productores intentaron lavar $30 millones de dólares a través de estos eventos. 

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Esta misma firma fue investigada en España por presuntamente haber lavado dinero a través de partidos benéficos de Messi. Según las investigaciones, la estrategia detrás del entramado se denominó “Fila Cero” y consistía en permitir la entrada gratuita de personas a los eventos para reportar ventas mayores a las reales. 

Este tipo de estrategias continúa siendo utilizada en otros países de la región. En noviembre de 2023, se desmanteló una red compuesta por ciudadanos argentinos y colombianos que traficaba cocaína de Paraguay y Bolivia hacia Argentina para posteriormente enviarla a Europa. La red lavaba dinero a través de conciertos realizados en teatros de su propiedad, donde se les pagaba a los artistas entre tres y cuatro veces más que en otros lugares —una posible estrategia para reportar gastos legales mayores a los reales— lo que alertó a las autoridades.