La incautación de casi 22 toneladas de cocaína y la captura de un importante narcotraficante colombiano han dado al nuevo presidente ecuatoriano un gran impulso en su guerra contra el crimen organizado. Pero estos éxitos también han puesto de manifiesto lo difícil que será doblegar a las poderosas bandas del país.

El 22 de enero, las autoridades ecuatorianas incautaron casi 22 toneladas de cocaína en una finca de la provincia de Los Ríos. El botín, valorado en 1.100 millones de dólares por las autoridades militares, es una de las mayores incautaciones de cocaína jamás realizadas en el mundo. 

«Esta operación representa un fuerte debilitamiento a la capacidad operativa, logística y financiera del narcotráfico a nivel mundial», afirmó el ejército ecuatoriano a través de su cuenta en X, antes Twitter.

Según autoridades consultadas por InSight Crime, la cocaína pertenecía a la banda de Los Fatales, una facción de Los Choneros, uno de los grupos criminales más prominentes de Ecuador. 

La megaincautación, que ha acaparado los titulares, ha sido la más grande en una sucesión de cargamentos confiscados desde que Ecuador declaró la guerra a las bandas del país el 9 de enero. Entre el 9 y el 22 de enero se incautaron otras 14 toneladas de droga, con lo que el botín total ascendió a 36 toneladas. En 2023, el país incautó 197 toneladas de droga, según datos oficiales de incautaciones policiales conocidos por InSight Crime.

Desde su declaración de guerra, el Presidente Daniel Noboa ha militarizado la lucha contra el crimen organizado. Esto ha provocado que las tropas ocupen las calles y las cárceles con la misión de contener la violencia criminal, además de perseguir a los miembros de las bandas e incautar la cocaína que ha financiado su fuerza, sofisticación y brutalidad. 

«Estamos utilizando nuestros recursos de defensa para atacar directamente a los grupos narcoterroristas», dijo a InSight Crime un funcionario del Ministerio de Defensa a título personal.  

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Mientras tanto, en otra aparente victoria de la nueva ofensiva de las fuerzas de seguridad de Ecuador, la policía arrestó el 21 de enero a un guerrillero y narcotraficante colombiano de alto perfil, Carlos Arturo Landázuri Cortés, alias «Gringo». 

Gringo es el presunto líder del Frente Oliver Sinisterra de la ex-FARC mafia, que históricamente se ha dedicado al tráfico de cocaína en el suroeste de Colombia y el norte de Ecuador, utilizando conexiones con Los Lobos, el grupo delictivo predominante en Ecuador.

El intercambio de inteligencia parece ser la clave del éxito de las autoridades. La incautación en Los Ríos se produjo tras seis meses de vigilancia por parte del ejército ecuatoriano, mientras que la policía colombiana atribuyó la detención de Gringo a la coordinación y el intercambio de información con las autoridades ecuatorianas.  

Según contaron expertos y funcionarios gubernamentales a InSight Crime, este tipo de intercambio de inteligencia ha cambiado las reglas del juego

«Un fuerte intercambio de inteligencia abriría las puertas de este tipo de cooperación con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) a través del Comando Sur u Oriental para las fuerzas militares de Ecuador», dijo a InSight Crime Fredy Rivera Vélez, profesor de seguridad y estudios estratégicos en Ecuador. «Sin embargo, los estadounidenses y los colombianos desconfían de la policía ecuatoriana, sospechan que aún hay comandantes trabajando para las estructuras criminales del país», agregó.

Análisis de InSight Crime

El presidente Noboa ha alabado estos éxitos recientes como prueba de que su enfoque de seguridad de línea dura está funcionando, pero los expertos advierten que las bandas no serán derrotadas tan fácilmente.

«Estamos asestando duros golpes a estos grupos narcoterroristas», declaró Noboa al canal de televisión nacional Teleamazonas. «Debemos seguir luchando».

Este despliegue de los militares, en apoyo a la asediada y superada policía, ha tenido un impacto inmediato en la situación de seguridad.  

«La guerra contra las pandillas ha puesto el foco de atención sobre las pandillas», dijo a InSight Crime Lorena Yael Piedra, exfuncionaria de inteligencia y presidenta de la Asociación Ecuatoriana de Estudios Internacionales. «Esto les está dificultando cada vez más recibir dinero de los miembros de las grandes estructuras transnacionales del narcotráfico, que pagan una vez que el cargamento llega a su destino».

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Pero la cantidad y la diversidad geográfica de las incautaciones también han revelado cuánta cocaína circula por el país, así como la variedad de rutas de las que disponen las bandas.

Por ahora, es probable que Ecuador siga siendo un importante país de tránsito para los envíos internacionales de cocaína procedentes de los vecinos Colombia y Perú.

A pesar del aumento de la producción de cocaína, la demanda y los precios mundiales se mantienen estables. Mientras tanto, la desarrollada infraestructura portuaria de Ecuador y su extenso litoral ofrecen a los traficantes varios puntos de salida para los envíos de cocaína. Además de las provincias en las que se han producido grandes incautaciones desde el 9 de enero, los traficantes han estado utilizando las islas Galápagos como punto de paso de la droga. 

«Yo creo que la penetración de las bandas en Ecuador se va a profundizar, y va a entrar más droga por Ecuador, ¿Por qué? Porque es fácil», dijo Rivera Vélez cuando se le preguntó por las perspectivas a largo plazo. 

A pesar de sus resultados iniciales, la militarización no hace nada para abordar los factores subyacentes que convirtieron a Ecuador en una superautopista de la cocaína, beneficiada por los altos niveles de corrupción y la debilidad de las instituciones. 

«Ahora mismo, estamos viendo los efectos a corto plazo [de la militarización] y tenemos que preguntarnos, ‘¿y después qué? ¿Qué pasará cuando acabe el estado de excepción?’», dijo Rivera Vélez. 

Por otra parte, Ecuador está luchando para financiar su guerra y no tiene dinero para mantener el nivel actual de participación de los militares en la labor policial. 

Las bandas del país, mientras tanto, pueden estar en condiciones de esperar a que pase el asalto económico. En los últimos años, han diversificado su cartera criminal más allá del narcotráfico para incluir la extorsión, la minería ilegal y el tráfico de migrantes y de personas.   

«El narcotráfico es una parte importante de los ingresos de las bandas. Pero hay que tener cuidado. Las corporaciones criminales se han diversificado y eso lo estamos perdiendo de vista», sentenció Rivera Vélez.

Imagen principal: Autoridades ecuatorianas incautan 21,5 toneladas de cocaína en Los Ríos. Crédito: AFP