Después de años como la región peor clasificada del mundo, la percepción pública sobre seguridad en Latinoamérica y el Caribe finalmente muestra mejorías, según una encuesta global que se realiza anualmente.

Desde 2015, cuando se iniciaron las encuestas para el índice Gallup de Seguridad Pública, Latinoamérica y el Caribe quedaron invariablemente en el último lugar con respecto a la percepción de crimen, hasta 2020, cuando África subsahariana ocupó su lugar.

Ahora bien, cabe mencionar que aunque en el índice figuran la mayoría de países latinoamericanos, el informe no es exhaustivo. Por ejemplo, no aparece ninguna mención a Haití. Este país padece una crisis extrema de seguridad desde el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en 2021, y, desde 2019, casi se han duplicado los homicidios, mientras que los secuestros se han multiplicado casi por 17.

El índice se construye con base en una encuesta de cuatro puntos sobre las experiencias de la población frente a los delitos violentos (robos, asaltos, atracos) y a las fuerzas de seguridad en el año que termina, además de su percepción sobre la seguridad general de sus respectivos países. En 2022, unas 1.000 personas en cada uno de los 141 países fueron entrevistadas y sus respuestas fueron utilizadas para el análisis de este año. Los encuestados se eligieron “con base en muestras probabilísticas, representativas a nivel nacional”, aunque Gallup no ofrece mayores especificaciones sobre los criterios de selección.

Al examinar los resultados del índice, es importante ponerlos en contexto: Gallup se basa en la percepción pública, que indica qué tan seguros se sienten los residentes en su país. De esta forma, tiende a reflejar algunos cambios de la seguridad en el respectivo país, más que entregar una mirada objetiva de cómo se comparan los niveles de violencia a lo largo de la región.

A continuación, InSight Crime analiza tres principales conclusiones del informe para 2023.

Ecuador

Ecuador se clasificó como el país menos seguro de Latinoamérica en 2022. Hace cinco años, figuraba como uno de los más seguros de la región, pero ahora el 64% de los encuestados declaran sentirse inseguros al caminar solos en la noche.

Según el informe, los problemas de seguridad son aún mayores en la costa oeste del país, donde se encuentran puertos como Guayaquil, que funcionan como puntos estratégicos para el despacho de cocaína con rumbo a Estados Unidos y Europa.

En los dos últimos años, la producción de cocaína en Perú y Colombia ha alcanzado récords históricos. En Ecuador, que limita con ambos países, los decomisos de cocaína batieron un récord de 210 toneladas en 2021.

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Con el aumento del volumen de narcóticos que pasan por Ecuador, se ha intensificado la competencia entre grupos criminales que ha provocado oleadas de violencia sin precedentes. Las tasas de homicidios subieron más del 300% entre 2020 y 2022, a la par con el despliegue de masacres regulares y macabras exhibiciones públicas de cadáveres por parte de los grupos criminales.

La incapacidad del gobierno para frenar la violencia ha agravado aún más la situación. Según el índice de 2022, la confianza de los residentes en la policía cayó de un 60% constante en años anteriores a casi un 40%. En 2022, fiscales, políticos y policías fueron objeto de amenazas, ataques y asesinatos con frecuencia. El gobierno respondió con la implementación de varios estados de emergencia y con la ampliación de la capacidad de las cárceles del país. Pero encerrar más gente es un método ineficaz cuando las bandas más fuertes del país, los Choneros y los Lobos, controla muchas de las prisiones, y dirigen sus redes criminales y libran guerras entre sí desde los muros de esas prisiones.

El Salvador

Al otro extremo de la escala está El Salvador, que fue percibido como el país más seguro de Latinoamérica por los encuestados de Gallup. Mientras que en 2017, el 54% de los salvadoreños reportaron presencia de pandillas en sus barrios y uno de cada 10 afirmó haber presenciado algún asesinato, la mayoría de los encuestados ahora se sienten seguros en su país.

La posición de El Salvador en el índice Gallup comenzó a mejorar en 2019, el año en que Nayib Bukele fue elegido presidente. Partiendo de la política de mano dura de sus predecesores, Bukele ha adoptado medidas extremas contra pandillas como la Mara Salvatrucha (MS13) y el Barrio 18 que antes aterrorizaban el país.

En marzo de 2022, Bukele implementó un régimen de excepción tras una ola de asesinatos aparentemente indiscriminados, perpetrados por las pandillas. El régimen de excepción amplió las facultades de la policía y dejó en suspenso derechos básicos de la población. Durante este estado que ya cumple 20 meses consecutivos, el gobierno han privado de la libertad a más de 72.000 personas, en medio de denuncias de abusos contra los derechos humanos, como detenciones arbitrarias, desapariciones y torturas.

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Pero las políticas de Bukele han logrado desarticular las pandillas y mejorar la seguridad ciudadana. Entre 2021 y 2022, los homicidios bajaron 57%, y la presencia de pandillas en el país desapareció casi por completo, aunque siguen siendo una amenaza sutil. El índice Gallup refleja lo que han denunciado muchos medios informativos: que la población declara que puede moverse con libertad en zonas anteriormente controladas por las pandillas.

El aparente éxito de Bukele en la desarticulación de las pandillas en El Salvador le ha dado gran popularidad. El Tribunal Supremo Electoral falló a favor de Bukele para aspirar a la reelección en 2024, en contravía con el límite constitucional de un periodo en El Salvador, y las encuestas arrojan índices de aprobación hasta de 90% para el mandatario.

En la vecina Honduras, mutitudes ovacionaron a Bukele en su visita para la posesión de la presidenta Xiomara Castro. Desde entonces, Castro ha seguido el ejemplo de Bukele con la implementación de un régimen de emergencia, que duró varios meses, para combatir las pandillas del país, aunque con menos éxito. Políticos de toda la región han elogiado la táctica de Bukele, entre ellos el ministro de seguridad de Costa Rica Jorge Torres y el alcalde de Lima, Perú, Rafael López Aliaga.

Venezuela

Durante años, Venezuela fue el país pero clasificado de Latinoamérica y el Caribe en el índice Gallup. Pero en 2022, mejoró su posición, aventajando a cuatro países — Ecuador, Bolivia, Perú y República Dominicana— que tuvieron puntajes inferiores, aun cuando Venezuela presentó una de las tasas de homicidios más altas de la región en el mismo año.

Pese a que Venezuela ha sido clasificada de manera consistente como uno de los países más violentos de la región, la violencia lleva varios años en descenso. Sin embargo, hasta 2022 no hubo mejoras correspondientes en la percepción ciudadana sobre la seguridad, según los encuestados por Gallup.

Entonces, ¿qué cambió?

A partir de mediados de 2021, el gobierno del presidente Nicolás Maduro comenzó una serie de megaoperativos contra las bandas, además de campañas militares para combatir la minería informal y la gobernanza de las bandas criminales en las prisiones del país. Más recientemente, Venezuela retomó el control de la prisión de Tocorón, cuartel central de la infame megabanda de Venezuela, el Tren de Aragua.

Pese a que varios importantes pranes fueron abatidos o derrocados, aun no puede determinarse la eficacia de estos operativos, que también provocaron violaciones contra los derechos humanos y violencia indiscriminada por parte de las fuerzas del Estado contra la población civil. La banda del Tren del Llano, objetivo de varios megaoperativos, no ha desaparecido, sino que se fragmentó en nuevas células, y muchos de los pranes, o líderes criminales que controlaban las prisiones, parecieron haber sido puestos sobre aviso de los operativos.

Esta ofensiva representa un cambio importante en la estrategia del gobierno venezolano, que por largo tiempo toleró, e incluso actuó en colusión con estas bandas criminales. Con las elecciones presidenciales previstas para 2024, Maduro busca reforzar el apoyo en el país y en el exterior, por lo cual ha publicitado ampliamente el supuesto éxito de estas campañas de seguridad.

Su administración incluso fabricó un enemigo fantasma bajo el nombre de los Tancol, presunto grupo terrorista y narcotraficante de Colombia. Ha habido más de 100 operativos contra ese grupo, que, según el gobierno venezolano, intenta desestabilizar el país desde dentro. Pero las investigaciones de InSight Crime no hallaron evidencia de la existencia del grupo, lo que indica que se trata de una intervención de carácter meramente político para mejorar la imagen del Estado a los ojos de la opinión.

Según el índice Gallup, la estrategia parece estar funcionando.